VICENTE PARRA ROLDÁN
De las tres reses que han
logrado el indulto en la plaza de La Merced, tan solo ha habido un toro,
“Culito”, que se ganó la vida en la tarde del 28 de febrero del año 2.000, en
una corrida extraordinaria montada con motivo del día de Andalucía y que fue
televisada en directo por Canal Sur.
Éxito rotundo del hierro de La
Dehesilla, del que se lidiaron cinco reses, completándose el encierro con un
toro, que salió en segundo lugar, de María José Pereda. La corrida estuvo
desigualmente presentada, con las fuerzas justas pero con nobleza y calidad,
destacando el segundo y el cuarto. Éste último, marcado con el número 39,
negro, de 491 kg de peso y de nombre “Culito”, tuvo una gran calidad, bravo,
noble y con casta por lo que los espectadores solicitaron su indulto. El
presidente del festejo no accedió en un principio, ordenando que continuase la
lidia y, al pasar el tiempo reglamentario, enviando los correspondientes
avisos. Una vez que había ordenado el tercero y casi veinte minutos después del
inicio de la faena, accedió a la petición y concedió el indulto, como justo
premio a su comportamiento.
Gran triunfo de Finito de
Córdoba no solo por el indulto sino por su labor. Con su noblón primero destacó
su quehacer con la zurda, logrando naturales largos y templados de mucha
calidad. Una estocada fulminante dio paso a un trofeo. Con Culito superó su
actuación. Bien con el capote, comenzó el cordobés doblándose para sacarlo a
los medios donde logró dos series de redondos largos y lentos que estuvieron muy
bien rematados; siguió con la izquierda pero no encontró la misma respuesta,
por lo que volvió a la derecha con la que hizo subir el tono de la faena entre
el delirio de los tendidos. El toro arrastrando el morro por el albero, se
tragó sin protestar el largo número de muletazos que tomaba sin cansarse de
embestir entre los aplausos del público.
Cuando Finito tomó la espada,
la plaza reaccionó y los espectadores solicitaron el indulto. Mientras la
presidencia negaba la solicitud popular y enviaba los avisos, el torero seguía
luciéndose entre el clamor de los tendidos hasta que el palco presidencial
mostró el pañuelo naranja. La emoción fue tan grande que nadie solicitó los
trofeos que Finito lució en su triunfal vuelta al ruedo junto al propietario y
al mayoral de la ganadería. En el acta oficial del festejo no se contabilizan
los trofeos exhibidos por el diestro cordobés.
Manuel Díaz El Cordobés también
se encontró un buen toro, el segundo de la tarde, un animal muy noble, con
fijeza y bravo. El torero quiso aprovechar esas condiciones destacando una
serie al natural antes de dejar dos pinchazos y una estocada, siendo
ovacionado. Buscó el triunfo en el otro y, tras una faena ortodoxa, buscó
llegar a los tendidos con su toreo encimista, metido entre los pitones para
sacar algunos pases. Necesitó de una estocada caída y cortó una oreja.
Javier Conde realizó a su
primero un largo trasteo intercalando momentos de belleza con otros de falta de
acople. Mal con la espada, recibió un recado y una ovación. En el que cerró
plaza, que se paró muy pronto, ofreció algunas pinceladas sin llegar a
confiarse. Estocada caída y palmas.
A pesar del tiempo
transcurrido, los aficionados se siguen acordando de “Culito”.
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