Francisco Cano Lorenza, más
conocido como Paco Cano o "Canito" nació en Alicante (España) el 18 de diciembre
del 1912, es un reportero gráfico español, especializado en fotografía taurina.
Es hijo de Vicente Cano, que
actuó de novillero con el apodo "Rejillas". Su padre montó un pequeño
negocio de alquiler de sillas y toldos, en el que Canito dio sus primeros pases
a una res, que se había escapado del matadero.
A los 17 años, Cano prueba
fortuna como boxeador, dentro del peso mosca. (Se iguala por su talla a otro
gran fotógrafo taurino, Pepito Aguayo, que llegará a ser el cámara de Luis
Buñuel). Prueba luego otro de los caminos clásicos para escapar de la pobreza,
en aquellos años: se tira al ruedo de Alicante, como espontáneo, en una
novillada y va a parar al calabozo. Debuta luego como sobresaliente junto a las
novilleras hermanas Palmeño. Interviene en algún festejo en Orihuela, en
Alicante, sufre su primera cornada...
Durante la Guerra Civil
Española vive en Madrid, lo acoge y esconde en su casa su gran amigo Gonzalo
Guerra Banderas, que le introduce en el mundo de la fotografía; es ayudante de
laboratorio en una fábrica de cosméticos y sigue intentando ser torero. Utiliza
primero una máquina Brownie; luego, una Leica, a la que acopla un tubo, a modo
de objetivo. No pocos se burlan de este "torero-fotógrafo". Pero él
tiene la ventaja de que conoce las dos técnicas: sabe captar el momento
adecuado, en el que brilla el arte o se produce el percance...
Decide Cano dejar el traje de
luces y vivir de la fotografía. Poco a poco, le van encargando reportajes los
maestros: Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín... En
Alicante, consigue las mejores fotografías de un percance que sufre Manolete.
Más adelante, colaborará Cano
con publicaciones como ABC, Marca, El Ruedo, Aplausos... Pero ha sido
básicamente lo que en la profesión se llama un freelance, de acuerdo con su
temperamento: “A mí me gustaba la independencia, la libertad”, afirmó el
fotógrafo.
Mantuvo una estrecha relación
con la familia Dominguín, especialmente con Luis Miguel. A fin de que le
saldara unas deudas, Cano le acompaña a Linares (Jaén), donde obtiene el mayor
éxito profesional de su carrera, lo que le marca como fotógrafo para siempre:
es el único reportero gráfico que está en Linares la tarde trágica y que hace
un reportaje de la cogida y la muerte de Manolete.
Las imágenes que tomó Cano
aquella tarde y la madrugada siguiente dieron la vuelta al mundo. Obtuvo un
beneficio económico mínimo por ellas, pero Cano quedó ya para siempre como el
fotógrafo de la muerte de Manolete. Fotografió el cadáver amortajado del
diestro con el crucifijo entre las manos, y a su viuda desconsolada por el fin
de un amor imposible. Estas imágenes tuvieron gran repercusión en la prensa e
impacto en la sociedad, ya que la mayoría de los españoles conocía al torero
sólo por sus declaraciones de voz en la radio, y las fotos de Cano descubrieron
también el rostro del mito.
Desde lascosasdeltoro le
deseamos al decano de los fotógrafos taurinos, un Feliz Cumpleaños.
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