Carta de Victorino Martín a
Manuela Carmena tras el cierre de El Batán
El
Ayuntamiento de Madrid cierra El Batán, lugar de entrenamiento de toreros y aficionados
Ante el cierre de las
instalaciones de La Venta El Batán
por el Ayuntamiento de Madrid que ha
tenido lugar hoy, miércoles 24 de enero, la Fundación del Toro de Lidia anuncia que trabajará en todos los
frentes tras este ataque a la libertad.
Las instalaciones han sido
clausuradas pese a los infructuosos intentos por parte de la FTL de acordar con
el Ayuntamiento de Madrid el uso del Batán para el entrenamiento diario por
parte de los profesionales y aficionados.
En este sentido, la Fundación
del Toro de Lidia, a través de su presidente Victorino Martín, quiere
transmitir su posicionamiento como entidad a través de la siguiente carta:
LA INQUISICIÓN CULTURAL DE
CARMENA
A la manera en la que las
temibles inquisiciones calvinistas reprimían cualquier expresión cultural que
se desviara de su rígido dogma moral, la alcaldesa de Madrid doña Manuela
Carmena decide censurar una de las expresiones más poderosas de la cultura popular
española, la tauromaquia, cerrando el espacio de El Batán en la Casa de Campo.
Quizás convenga recordar a la
alcaldesa de Madrid que la tauromaquia es patrimonio cultural español, tal y
como dicen las leyes vigentes, existiendo un deber de protección y promoción
por parte de los poderes públicos.
La alcaldesa de Madrid no puede
reprimir una expresión cultural por el simple hecho de que no le guste.
Quizás convenga recordar a la
alcaldesa de Madrid que la tauromaquia es cultura protegida por la Constitución,
según dictamen del Tribunal Constitucional.
La alcaldesa de Madrid no puede
censurar la cultura según sea su percepción moral.
Quizás convenga recordar que la
propia UNESCO, en su Convención sobre la Protección y Promoción de la
Diversidad de las Expresiones Culturales, establece “el reconocimiento de la
igual dignidad de todas las culturas y el respeto de ellas, comprendiendo las
culturas pertenecientes a minorías y las de los pueblos autóctonos”, con el
único límite del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
La alcaldesa de Madrid no puede
pretender que su intransigencia moral esté por encima de las convenciones
internacionales.
Los poderes públicos no están
para decidir qué es cultura y qué no es cultura, sólo el pueblo puede decidirlo
libremente. Puede no gustarte una expresión cultural, puedes no entenderla,
puedes no compartirla, pero eso no otorga el derecho a nadie a censurar dicha
cultura.
Los poderes públicos están para
fomentar la cultura popular, no para interferir en ella o prohibirla. Entre
otras cosas porque manejan el dinero que no es suyo, sino que es de todos.
Las administraciones pueden
tener discrecionalidad, pero no comportarse arbitrariamente. El impedir que una
instalación esencialmente taurina no sea utilizada para su función natural es
claramente arbitrario, algo prohibido expresamente por nuestra Constitución.
El mundo del toro no estaba
pidiendo el mantenimiento por parte del Ayuntamiento de la escuela de
tauromaquia, ni subvención alguna.
El mundo del toro estaba
solicitando únicamente que se mantuviera el espacio de El Batán como punto de
encuentro de los profesionales del toro para su entrenamiento diario.
Simplemente eso.
Puede que hoy haya gente a la
que no le gusten los toros que se alegre por el cierre de las instalaciones de
El Batán. La cultura de la tauromaquia exalta pasiones en todos los sentidos
que puede que hagan perder la perspectiva del fondo del asunto.
Pero es un error pensar que
esto es una victoria de nadie. Esto es una derrota para todos los madrileños,
una derrota de la libertad, una derrota de la cultura en todas sus diferentes
expresiones, las compartas o no, te gusten o no.
Esgrimir una supuesta
superioridad moral para censurar una parte de la cultura es propio de otras
épocas, y deja abierta desde luego la puerta a nuevas prohibiciones en función
de los gustos morales de una persona. Hoy es la tauromaquia, pero mañana puede
ser cualquier otra cosa. Madrid no puede permitir esto.
Madrid siempre ha sido la
ciudad de la libertad y de la tolerancia. Madrid es la ciudad que no le pide el
carnet a nadie, porque todo el mundo es bienvenido. Madrid es la ciudad famosa
en el mundo por su carácter abierto, por acoger en sus calles y en sus casas
todas las expresiones culturales. Y por eso Madrid es una ciudad rica.
La decisión de Manuela Carmena
de reprimir la tauromaquia con el cierre de la Escuela de El Batán es una
triste noticia para todos los madrileños. Esta noche Madrid se acostará siendo
un poco más pobre, y no se lo merece.
Prensa FTL
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