Dámaso González, Víctor Mendes,
César Rincón, El Litri, Finito de Córdoba y Manolo González han hablado de sus
vivencias junto al venerado maestro alicantino en un homenaje-coloquio moderado
por el periodista José Luis Benlloch
José María y Manuel Manzanares
han estado presentes entre el público: “Mi padre fue un referente de lo que
tiene que ser un torero. En mi vida podré llegar a igualarle porque tenía algo
especial” ha asegurado el diestro alicantino
El toreo, representado por
Dámaso González, César Rincón, Víctor Mendes, Miguel Báez ‘El Litri’, Finito de
Córdoba y el apoderado y ganadero Manolo González, ha rendido un emotivo y
multitudinario homenaje al maestro José María Manzanares en un coloquio al que
han asistido los hijos del diestro alicantino.
José María Manzanares ha
recordado a su añorado padre como “un referente de lo que tiene que ser un
torero”. Y ha añadido: “De él he
aprendido la disciplina y el espíritu de sacrificio. Nunca podré igualar a mi
padre, tenía algo especial”.
El primero en intervenir ha
sido Dámaso González, el torero que más veces hizo el paseíllo con el maestro
Manzanares: “De él recuerdo su mano, que dirigía con naturalidad al toro con
plasticidad”.
Víctor Mendes y César Rincón,
de cuyas alternativas fue testigo el maestro Manzanares, han coincidido en su
“generosidad y humildad”. “Hablar de José María Manzanares es hablar de un pura
sangre. De uno de los pilares del arte del toreo. Se nace con ese talento y a él desde muy
pequeño se le veía con un talento muy especial” ha asegurado el torero portugués.
Mientras a Rincón, lo que más le marcó fue la figura de “un hombre que siempre
le tendía la mano a los amigos. Lo recuerdo como un torero de espejo en el que
se podían visualizar los valores más puros del toreo”.
Entre
emotivas anécdotas, Miguel Báez ‘El Litri’ ha afirmado que para él “fue un
líder con mayúsculas. Era la fuente donde yo bebía y me miraba. Era un loco de
su profesión, no se perdía un detalle de ninguno de los
compañeros. Vivía para la tauromaquia”.
Finito
de Córdoba ha asegurado que le “gustaba hasta el respirar del maestro. En casa
yo tenía una pared empapelada con algunos de sus momentos mágicos”.
Algunas
de las palabras más emotivas llegaron con la intervención de Manolo González,
el que fuera apoderado del maestro alicantino: “Era la sensibilidad y la
clase, vivía siempre rodeado de arte. Dios se lo ha llevado muy prontito y lo
vamos a echar mucho de menos. Encontrar otro torero como ese señor nos va a
costar mucho trabajo. Lo llevaré siempre en mi corazón".
Antes de finalizar el acto,
Vicente Ruiz ‘El Soro’, presente entre el público, ha asegurado que Manzanares
“brillaba por sí solo porque era una estrella. El maestro fue inalcanzable”.
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