Puerta
grande para Juan del Álamo con importantes “victorinos” en Corella
Morenito
de Aranda y Thomas Dufau pasean una oreja cada uno
Debut
de alta nota de Victorino Martín en Corella, tanto por el juego de sus toros
como por la expectación despertada, que se vio reflejada con más de tres
cuartos de entrada en los tendidos de la plaza de toros de Corella. La tarde no
perdió interés en ningún momento, ya que Victorino lidió una corrida encastada,
con las complicaciones lógicas de la bravura, y además variada, que hizo que la
afición corellana viviera con mucha intensidad el festejo y saliera plenamente
satisfecha.
Satisfecho
también salió, en este caso a hombros, el salmantino Juan del Álamo, que
sorteó un lote muy importante. Su primero fue bravo y exigente, yendo con
prontitud y fijeza al caballo y embistiendo con mucha humillación y codicia.
Faena en la que Del Álamo intentó por ambos pitones imponerse y en la que logró
algunos pasajes estimables, teniendo mucha emoción todo lo que hacía por la
viveza del toro de Victorino. Cortó una oreja. A su segundo, último de la
tarde, que fue otro astado importante, le cuajó varios naturales de mucha
categoría y consiguió con él un trasteo más rotundo. Otra vez el de Victorino
con seriedad, tanto en su presencia como en su comportamiento, lo cual daba un
valor añadido a todo lo que se le hacía.
Morenito de Aranda cortó una oreja del cuarto, que tuvo una enorme
calidad. Aprovechó esta virtud el torero y firmó tandas de muletazos con mucho
empaque y sabor, tanto en lo fundamental como en los remates. Se sintió a gusto
el burgalés, llegando al público, que supo reconocerlo. Su primero, el que
abría plaza, fue más reservón, mostrándose el de Aranda dispuesto en una faena
que fue larga y que no remató con acierto con la espada.
El
francés Thomas Dufau entraba por la vía de la sustitución tras haber
triunfado en Madrid y quiso argumentar en el ruedo esta circunstancia, con una
faena muy animosa a su primero, segundo de la tarde. Este fue otro toro
encastado de Victorino, al que Dufau logró coger más el aire por el pitón
izquierdo, firmando buenos naturales y cortando una oreja. El quinto, segundo
de su lote, planteó una batalla difícil al francés, viniéndose arriba y
orientándose a medida que avanzaba la faena. El de Victorino no dio opciones
para demasiadas concesiones a la galería. Con la espada, Dufau se atascó en
esta ocasión.
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