Había poca gente en la plaza…
tan poca, que éramos fácilmente localizables todos. Llegó hasta mi lugar un
joven muy atento y me comentó con energía:
“¡Señor Mata! ¿Por qué ese
señor al que le dicen Palillo no tiene idea de hacer carteles?
“¿Sólo puede poner a sus amigos
y a su ganadería?”
Mi respuesta inmediata fue, un
contundente… no sé.
Un no sé qué ayudó a los que
estaban alrededor a decir que “… por supuesto que sí sabe, esta temporada no es
la temporada del 75 aniversario de la Plaza México, sino…
… sino, la temporada de Palillo
y sus amigos”.
Volvía reiterar que no sabía, y
volvieron a increparme todos:
“¡Señor Mata que no se ha dado
cuenta que torean los amigos de Palillo!, El Zotoluco, Diego Silveti, El Payo,
Armillita IV, El Juli…”, y continuaron con una larga lista, fueron tan
convincentes, que me hicieron llegar a la conclusión de que les asistía la
razón.
Al margen de exclamar: “… y qué
dice de las ganaderías sucede lo mismo, los amigos de Palillo, por eso no
vienen toros bravos, sino ovejitas como dice usted…”.
El público es sabio, de eso no
me cabe la menor duda, y por ello, han decidido dejar de ir a los festejos;
definitivamente, no es porque amen a la mágica y hermosa Fiesta brava, sino
porque NO están de acuerdo con una manera de hacer empresa; eso queda más que
claro…
… todo hace entender, que al
gran público les ha enfadado que los carteles no fueron confeccionados buscando
lo que el gran público quiere ver y disfrutar; sino, según me lo han
manifestado y lo están escribiendo en las redes sociales, fueron hechos para
satisfacer lo que el señor Palillo quiere ver y disfrutar.
Ahí está el error…
… ¡sí!, ahí está el error, no
sólo de planeación sino de planificación… al margen de que carecen de
estrategias mercadológicas, para convocar a la gente.
Es triste ver a una plaza que
tuvo su luz y esplendor; y que no hace mucho logró, con, Curro Leal… 22
festejos 22 llenos; ahora enseñe al mundo, una lastimosa imagen que languidece
por la casi soledad que habita en los fríos tendidos de concreto... que
enmudece a todos.
Si es verdad que el señor
Palillo, no se ha tomado la molestia de ver todo lo que opinan y piden los
aficionados para regresar a la Plaza México, el error entonces… es justamente
del señor Palillo; y en el pecado está teniendo la penitencia.
Pero… analicemos el festejo de
este domingo, se ha lidiado la ganadería del señor Palillo, ha toreado el
poderdante del señor Palillo, y de no haber sido porque José Mari Manzanares se
operó de emergencia, habría toreado otro de los predilectos del señor Palillo.
Los toros de Barralva hace tiempo que carecen de
casta y bravura, lo que es lamentable; y lo que en un tiempo iluminó a la
Fiesta BRAVA, ahora la ensombrece con ese asfixiante descastamiento y
aplastante mansedumbre.
Con relación a los toreros…
… bueno, el señor Pizarro con
el pequeñajo, Pega Huesos, un anovillado, corniausente, manso y descastado
ejemplar, se le acabó lo poco que tenía al estrellarse con el debilucho
jamelgo. Al inicio aparecieron chicuelinas que entusiasmaron a la poca
asistencia. Ya con la muleta, Federico se fue a los medios a citar de largo, y
el astado acudió arrollando cuando hizo el cambio por la espalda hasta le quitó
una zapatilla. Luego las series con ambas manos resultaron desangeladas…
… sí desangeladas por lo manso
y deslucido del astado. Ha dejado media tendida trasera y desprendida, que fue
suficiente, y salió el señor Pizarro a saludar en el tercio entre división de
opiniones.
Consultor fue el segundo de
Federico, otro deslucido ejemplar que no peleó en el caballo. Cosas del
destino, el público aplaudió que el picador le haya tapado la salida… ya
aprenderán los nuevos asistentes, si antes no se aburrieron en tan fastidioso
festejo. La voluntad de Federico se estrelló en el muro casi infranqueable de
la asfixiante mansedumbre, y aunque aparecieron algunos bocetos, no fueron
suficiente argumento para el recuerdo. Mal con el acero, y fue silenciado.
Se esperaba y mucho al señor Urdiales, durante la semana en las
redes sociales, le estuvieron diciendo que cambiara el encierro, que los toros
tuvieran mayor presencia, pero, la voz del gran público clamó en el desierto y,
la mayor parte de la gente, decidió dejar la cita para ver a Diego Urdiales, a
una mejor ocasión.
Así su primer bovino, Negrito,
no peleó en el caballo, manteniendo la cara arriba del peto en lo que ha sido
un pequeño puyazo. Desde el inicio ha sido reservón y reculó. Dejó un buen
episodio con los lances de recibo. Sin embargo, las chicuelinas resultaron
embarulladas. Fue a brindarle al público... pero un brindis es un homenaje, no
un perdón anticipado. Inició con pases deslucidos por alto. Hubo naturales,
pero sólo uno destacó en cada serie, y uno es casi un suspiro que no deja, ni
por mucho, ninguna estela de buen toreo. Lo mismo aconteció con la derecha, y
fueron unos trazos de lo puede ser su sólida tauromaquia. Citó fuera de la
suerte en corto, pinchó, siguió el mismo procedimiento y dejó otro pinchazo,
hasta que impuso media caída. Silencio
Con Bilbalero que salió
enterándose, incierto, rascando la arena, Diego Urdiales comenzó haciéndose de
su reticente embestida. Bilbalero acudió como lo que era un auténtico manso al
caballo, y al picador se le rompió la vara; por no soltar al toro le
ovacionaron. Con la tela roja, aparecería una primera serie con la derecha
esperanzadora, pero luego siguieron otras vertiginosas; no lograba atemperar al
astado. Dos series más a velocidad de vértigo. Por el lado natural dejaría una
serie sí también de entrega, pero nunca con su pureza característica. El toro
fue violento, no obstante, la sabiduría de Urdiales no le llevó a imponerse.
Estocada casi baja... y ojalá pronto regrese a México.
Cartageno, justo de presencia,
fue para El Payo, al que intentó
recoger la embestida; otro astado que aventó cornadas de manso para deshacer el
castigo. El Payo inició con pases por abajo que han sido el prólogo, para dar
un molinete e iniciar con la derecha que no dice nada al igual que en el toreo
al natural. Deja una entera habilidosa caída que comienza a escupirse, pero un
capote "milagroso" la devuelve a su lugar. El buenazo de Gilbert
decide que El Payo merece una oreja.
Patorro, cerró plaza, su
mansedumbre le obligó a saltar al callejón para... huir. Se observó tras ese
episodio, lastimado en los lances de El Payo, quien inició la faena con pases
por alto, luego prosiguió con unos que ya deja inconclusos y otros más que sólo
pasan al astado como un vientecillo en el caminar. El Payo sin alguna lógica se
queda en el camino del toro y necesariamente, por lógica, tenía que levantarlo
y hacer por él... y así ocurre. Después regresa, hace un molinete otro más y
uno de regalo que fue feo. Para dejar un espadazo trasero tendido. Y el
enloquecido del buenazo de Gilbert, regalar inmerecido despojo de res, que como
fue obvio fue protestado.
Este festejo, vuelve a dejar
otra lección para la experiencia del señor Palillo, no se puede organizar un
serial con base en sus gustos, ni de sus amigos ni de los amigos de sus amigos.
Porque si se hubieran seguido los designios del respetable tendría plazas
llenas.
¿Qué tiene que hacer para
salvar la temporada del 70 aniversario del coso mayor del mundo?
Simplemente, dejar de ser la
temporada de Palillo y sus amigos; replantear los carteles, y si la gente no
quiere ver en un cartel como el que se anuncia la semana entrante a dos toreros
de los que ya se hartaron; pues cambiar la combinación con la que se presenta
el señor Castella.
Si reconoce el señor Palillo el
error en el que incurrió, será un signo inequívoco de madurez; si se enfurece y
dice que todos tenemos la culpa menos él, y que hay que acallar la voz de Pepe
Mata porque es un amargado; pues continuará inmerso en su mundo, que no
necesariamente es la realidad ni está cobijado por la verdad.
Señor Palillo, la Fiesta es
grandeza…
… tiene que actuar en
consecuencia.
Ficha
del festejo
Ante una entrada que baja con
relación a la anterior y cuando mucho llega a 10 mil personas en la Monumental
Plaza de Toros México, se ha lidiado un encierro disparejo en presentación -el
primero francamente anovillado y corniausente- de Barralva, propiedad de los
señores Álvarez Bilbao, que ha resultado manso y descastado.
Federico
Pizarro: saludos y silencio.
Diego
Urdiales: silencio y ovación con saludos
Octavio
García El Payo: una oreja con ciertas protestas y oreja que
fue sonoramente protestada.
Incidencias.-
Gustavo Campos tras parear saludó en el tercio.
Fuente: José Mata (Toros
en el Mundo)
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