Diego
Ventura fue el gran protagonista de la charla que celebró este
lunes el Club Cocherito de Bilbao.
En la entrevista, realizada por nuestro compañero Íñigo Crespo, el rejoneador no dudó en señalarse “vetado” en diversas plazas del
norte de España: “No lo digo yo, lo dicen los hechos. En dieciocho años de carrera y con
mi currículum, aún no me han llamado nunca para torear en Pamplona, todavía no
he debutado en Logroño y sólo he venido a Bilbao las dos veces que de verdad
quisieron que viniera”, dijo.
Ventura glosó las líneas
fundamentales de su trayectoria. Desde unos comienzos “que fueron especialmente difíciles y que se soportaron sobre los
pilares del esfuerzo de toda mi familia” hasta su momento actual, cuando
viene de hacer de 2015 “el año que siempre
soñé, ése en el que cada tarde tuvo un sentido y un significado propio”.
Entre medias, Diego se detuvo a
señalar como claves en su camino “haber
sido siempre yo aun a pesar de quienes cuestionaban mi concepto olvidando que a
torear se llega con el tiempo y que éste sólo lo haces tuyo ganándote cada
tarde el derecho a tener otra tarde más. En el arte, lo caro son la
personalidad y la verdad y yo las he tenido”, señaló.
Después de afirmar sin fisura
alguna que Pablo Hermoso de Mendoza,
su gran rival en los ruedos, es “un genio
indiscutible que ha marcado un antes y un después en el rejoneo”, y a
preguntas de los aficionados del Club Cocherito, no dudó también en lamentar
que “no
podamos medirnos en mano a mano en las plazas donde debe ser privando así al
rejoneo del cartel más grande que hoy se puede dar y que tanto bien le haría”.
En su alocución, Ventura reconoció no entender algunos
resortes del sistema taurino: “¿Cómo es posible que un empresario deje de
poner a un torero porque pide más dinero que otro o porque el otro no quiere
que le apriete? ¿Cómo es posible que yo traslade a las empresas propuestas
grandes y nuevas y éstas no las acepten? Aquí no hay toreros caros o baratos,
sino toreros buenos o malos capaces de llevar a la gente a la plaza. Lo que
pasa es que hoy no se prima al público, sino a otros intereses”,
afirmó.
El jinete de La Puebla del Río
se mostró también “feliz” por el cambio de apoderamiento
obrado el invierno pasado al pasar a formar parte de la casa Lozano, lo que calificó como “una de las decisiones más
importantes de mi vida. Con los Lozano todo es distinto: el ambiente, la
compañía y la categoría”. Al tiempo, se mostró motivado e ilusionado
por poder acoger a tantos toreros jóvenes que se van formando a su lado en su
casa y celebró los beneficios de, como ya en 2015, haber toreado menos: “Eso
te da una perspectiva diferente de cada tarde. Te permite saborearla y
multiplicar la ganas de que llegue la siguiente”, dijo poniendo así el
colofón a una noche que concluyó firmando en el Libro de Honor del Club
Cocherito de Bilbao.
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