"Estate y verás"
decía un viejo sabio de mi pueblo. Y razón no le faltaba. Estate y verás si los
novilleros no causan más emoción que muchos de estos figuras que,
"aburridos" de verlos, pasan las tardes por San Isidro.
Estate y verás si no tienen
mejor concepto y oficio. O más desgarro. Más frescura.
Tocaban las 7 en punto cuando
comenzaba el paseíllo. Colombo, que lucía un terno de sangre de toro y oro
abría esta tarde calurosa del 22 de mayo. Saludamos a Zapateador. Un novillo,
que no dijo nada en el caballo y que, posteriormente y como nos tienen
acostumbrados, se fue sin picar. Pero cómo resaltó en banderillas el
venezolano. ¡Qué genio es este tío! Con un buen concepto y verticalidad cuajó
una faena que, pese a estar a la altura, le faltó chispa. Pero fue ovacionado.
La bronca vino en el cuarto. Se caldeó el ambiente aún más y no fue por el
señor Lorenzo. Tampoco por el chaval. Pero he aquí lo que siempre vengo
diciendo: la sobrevalorada oreja del "triunfo".
Con el mejor de la
tarde. Un novillo con bravura que se empleó en el caballo y fue el único picado
en condiciones. Tenía toro. ¡Ya ves que si lo tenía! Pero se fue como el gas.
Una faena de más menos y que no supo emocionar. Sin emoción no hay triunfo,
señores. Pitada monumental que tuvo que aguantar el pobre presidente por querer
diferenciar la capital del toreo de todas las demás. Y dio la vuelta al ruedo. Y
llegó Pablo. De verde botella y oro. A reivindicar lo que es triunfar y todo
eso sin suerte en su lote. Demostrando capacidad y seriedad. Su primero, un
novillo con una embestida destartalada. Muy complicado. Una papeleta para el
sevillano que pese a justificarlo fue silencio. ¡Pero volvió el capote de
Aguado! Con ese sentido del temple y de la palabra "despacio". Con un
galleo por tapatias que no dejó indiferente a nadie. Y eso no es triunfo, ¿no?
Teniendo tela que rajar y muy peligroso por el lado izquierdo le formó el lío
por el derecho. Sacándole lo poco que tenía. Ovacionado y sin oreja pero
triunfal en su actuación. La peor parte y el peor lote se lo llevó Rafael
Serna. Con un novillo sin transmisión y que no terminó de llegar a los tendidos
tuvo predisposición y aguante aun siendo silenciado. Pero en el sexto se le
olvidó que estaba en Madrid. Con un "quítame las moscas" abrevió su
actuación. Que de la estocada al descabello y pasando por cuatro intentos, lo
bordó.
"Estate y verás" como
decía el viejo de mi pueblo. Estate y verás cómo sigan pitando lo que es de
ley.
No me baso en peticiones. Me
baso en emociones. Así que: ¿Quién ha triunfado?.
Ficha
del Festejo
Novillos de El Montecillo de variado juego
Jesús
Enrique Colombo, saludos / vuelta tras petición y aviso
Pablo
Aguado, silencio tras aviso / saludos desde el tercio
Rafa
Serna, silencio / silencio
Incidencias.- Tres
cuartos del aforo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario