La tarde hoy en Las Ventas, fue tarde de hombres. Una tarde para estar, una tarde para demostrar, una tarde para buscar la Gloria.
Una corrida en tipo de la casa, seria, con trapío, descarado de pitones, cornipasos.
Los hubo tobilleros, buscones, Repetidor sin exceso otros, carterista y guasa.
Los hombres de esta tarde tenían en mente dos cosas, no dejarse ganar la pelea y demostrar que desean algo con toda su alma, esa Puerta que tiene su salida a la Calle Alcalá y a la Gloria.
El valor que demuestran no es casualidad que se de en un día, no es suerte del que no la espera, talento del que no lo siente, colocación del que no sabe.
Todos y cada uno de ellos dan el máximo de sus posibilidades por demostrar quienes son, que quieren y como lo quieren.
El chocolate le gusta a muchos, pero el chocolate amargo, solo a unos pocos.
Los tres espadas de esta tarde, han tenido dimensión, hondura, valor, raza y sentimiento torero.
Cada uno de ellos en estilo propio puede y son capaces de estar ante cualquier toro y de cualquier encaste.
En el ruedo de Las Ventas destacaron Antonio Ferrera y Javier Castaño, no tuvo suerte en el lote Alberto Aguilar, que sustituía a Iván Fandiño.
Los toros de Adolfo Martín, han sacado lo bueno y lo malo que llevan dentro, pegando tirones, quedándose cortos, revolviéndose en un céntimo, y en otros dejando hacer al torero, largo el trazo, pase de hondura al natural a ratos, cambiando en la siguiente tanda en tu busca. Redondos en tandas no muy largas de tres o cuatro muletazos y el remate de pecho.
Satisfecho quedo Ferrera de su tarde, herido resulto Castaño en la mano derecha, y descontento Aguilar por su lote de esta tarde, no acompaño el juego de sus oponentes.
Pudieron ser mas los trofeos, pero las tardes son como vienen, todos tenemos un destino y a veces, no solo depende de uno mismo.
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