Ni la tarde fue la esperada, ni los toros de Victorinos dieron el juego que tantas tardes vieron los venteños, ni El Cid, dispuso de opción para dar un salto en una plaza que se le espera y se le quiere.
La única ovación de la tarde se la llevo El Cid, cuando finalizó el paseillo y el publico que abarrotó la plaza le sacó a saludar, de ahí en adelante una debacle que no tenía fin.
Si el primero de la tarde albergaba alguna esperanza y se atisbaba que igual podía ser, todo fue un espejismo, como en el desierto de Gobi, cuando estás deshidratado y ves cosas extrañas, un poco de agua podría aliviarte de tales visiones y poder continuar, pues bien, el desierto de Manuel, llegó hasta el final de la tarde, ni una gota de agua, ni un alivio, ni una sombra donde cobijarse, nada, solo arena y más arena y un sol de justicia en forma de cárdeno, que no te daba ninguna opción.
Pasaban los toros, pasaba el tiempo y no pasaba nada, bueno sí, que el respetable se desesperaba y nada ocurría para que aquello diese la vuelta.
Faltó Toro, faltó riesgo (entiéndase, por lo que son los toros de Victorino, salvo en el cuarto que puso a todos alerta y cazó a Pirri), faltó humillación, falto tercio de varas, ...
Si cuando ayer decíamos que los toros que estaban aprobados en los corrales de las ventas para saltar por la tarde al ruedo venteño, eran los mismos que estaban reseñados en el campo ya hace tiempo y el propio ganadero colgó en su web, fueron esos y solo esos los que viajaron a Madrid, sin sobreros, sin cambios, sin pitos ni flautas, "estos son los toros para Madrid y punto", y pasaron sin ninguna pega y digo yo y dirá algún otro, nadie le pone nunca ninguna pega a los toros que van a la plaza y lleva Victorino, teniendo en cuenta que solo lleva seis y esto es lo que viene aquí y sanseacabo.
Cuando todo sale mal buscamos culpables por todas partes, pero lo que que esta claro, es que para que esto siga funcionando, el toro, que es el protagonista principal de la fiesta, debe tener su protagonismo, pero no a costa de todo vale.
La tarde Cárdena de El Cid, se torno en Gris Plomo.
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