La Fundación Wellington ha
organizado un coloquio sobre la Fiesta de los toros, un asunto actualmente en
la encrucijada. Ha contado con figuras de la talla de D. Albert Boadella, actor y dramaturgo, el torero D. Luis Francisco Esplá y D. Miguel Ángel Moncholi, periodista
especializado en información taurina.
Abrió el acto la Presidente de
la Fundación, Dña. Cristina Moratiel,
poniendo de manifiesto los valores del toro de lidia, y dio la bienvenida;
cediendo a continuación la palabra a la
periodista Ana Samboal, que moderó el Coloquio en una sala a rebosar. Comenzó
dando las principales cifras económicas del sector: “La fiesta es una Industria y es seguida por millones de espectadores,
tanto dentro como fuera de nuestro país. Supone el 0,2% de nuestro PIB, que
supera los presupuestos de 11 ministerios. Una fiesta
capaz de crear 200.000 puestos de trabajo y que reúne a 50 profesiones
diferentes, que dan vida a sectores y negocios”. Aunque la tauromaquia,
dijo, son más que números…
D.
Albert Boadella, se mostró preocupado por la sociedad, que ha
ido sustituyendo paulatinamente su
idiosincrasia y valores comunes, por otros, aceptando por ejemplo, la
colocación de los animales en el mismo plano que las personas. Una mirada
promovida e influenciada por documentales de ficción, capaces de mover y
distanciar a las jóvenes generaciones de
esta disciplina. Fue explícito: “Vida y
muerte, que en definitiva es nuestra propia naturaleza y recorrido vital. La
plaza es poesía, es historia, es cultura. No es asesinato”. Según D. Albert Boadella, existe un
movimiento generalizado de las izquierdas políticas en legislar está cuestión y
promover un anti taurino militante y exacerbado en un momento de incertidumbre
general, aprovechando simultáneamente el profundo desconocimiento general, que
parece dar marcha atrás a las libertades inherentes del ser humano: la libre
expresión.
Por otro lado, y desde el punto
de vista de quien se ha medido en la plaza, D. Luis Francisco Esplá incidió en la inmediatez en la que está
sumisa nuestra sociedad, concretamente las nuevas generaciones. ¨Antes los mitos y ritos nos salvaban de lo
banal, hacienda de la vida un deleite
casi divino, en hacer del verbo la metáfora, de ser partícipes de la
percepción, y la sutileza¨. Es la inmediatez, según él lo que nos ha hecho
perder en esencia: “¿Por qué ha de
interesarle a una sociedad basada en la inmediatez, todo aquello que nos
muestra la muerte como sustento y alimento, y en definitiva, nuestra vida?”. Fiel
creyente del ser humano, denunció la
superioridad moral en la que se refugian algunos. Nadie posee la verdad
absoluta. Se emocionó al recordar todo
lo que le han aportado los toros
: “Me han brindado la humildad,
enseñándome la relevancia y el sentido de la convivencia. Dicho de otro modo,
el sutil e hilvanado sentido de la vida”.
Por último, el periodista D. Miguel Ángel Moncholi, repasó desde
el punto de vista informativo, la poca cobertura de la tauromaquia por los
distintos medios de comunicación en nuestro país. A su juicio, este fenómeno se
interrelaciona con el carácter urbanita que está adquiriendo cada vez más la
sociedad, junto con un cambio generacional y de desconocimiento, no solo sobre
la tauromaquia, sino sobre otras cuestiones esenciales: “Hay gente que quiere poner lanzas donde hay garrochas”. Brevemente
mencionó la intencionalidad con la que algunas fundaciones extranjeras invierten
en la difusión contra los toros, en un clima de desconocimiento e
incertidumbre. También recalcó la importancia del lenguaje, la base fundamental
para el entendimiento, pero fundamentalmente para la reconciliación. “Hace falta mucha pedagogía y explicar
realmente qué es la fiesta de los toros, pues detrás de un recorte, o una feliz
carrera, hay pasión, entrega, sacrificio, valor, sutileza”.
En definitiva se concluyó, que
la tauromaquia es un arte reconocido como Patrimonio Cultural de España, tanto por
sus valores, como por su indudable trascendencia económica y empresarial.
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