El novillero sevillano Christian Ferrater Beca ha escuchado la única ovación de la noche en la novillada celebrada este jueves en la Real Maestranza de Sevilla, festejo con el que, tras el parón rociero, se retomaba el abono de temporada con este novedoso horario y día de celebración.
FICHA:
Se lidiaron novillos de La Quinta y un sobrero, cuarto bis, de Guadaira, bien presentados y desiguales de juego. El segundo, que tuvo mucha clase sobre todo por el pitón izquierdo, fue aplaudido en el arrastre.
Aitor Darío ‘El Gallo’, silencio y leves palmas.
Jesús Muñoz, silencio y silencio tras aviso.
Incidencias.- Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio por las víctimas de los atentados terroristas del Reino Unido.
Se presentaba el conquese Gallo ante la afición de Sevilla y para abrir plaza tuvo un ejemplar que siempre embistió desentendido, como si con él no fuera la cosa, y que apretó lo suyo por el pitón izquierdo. El segundo de su lote se partió un pitón al clavarlo en el albero. El sobrero de Guadaíra llegó a la muleta con cierta movilidad pero justito de entrega, aprovechándolo el novillero en un par de series con la mano diestra.
Muy jaleado a la verónica fue Ferrater Beca en el novillo con el que debutó con picadores. Apuntó buena clase el de La Quinta, que se cuidó en el caballo y en la buena lidia de Cándido Ruiz. Brindó al público el sevillano que enseguida le cogió el aire a la embestida del novillo por el pitón derecho. Cuando la faena iba en ascenso, Beca perdió pie en la cara del novillo que hizo por él, por fortuna sin consecuencias. A renglón seguido, un desarme pareció desinflarlo todo, pero el torero cogió entonces la mano izquierda y por ahí sacó más clase si cabe el novillo que, eso sí, era mironcete entre muletazos. Volvió a perder pie el novillero para llevarse otro porrazo sin resultar herido y, de meterle la espada a la primera, hubiera cortado una oreja, pero el fallo con los aceros lo dejó todo en una ovación. El quinto embistió más a su aire, aunque otra vez los mejores momentos llegaron al natural antes de que el animal perdiera fuelle.
También debutaba con los del castoreño Jesús Muñoz, de La Puebla del Río, que se las vio con un lote muy parejo con el que estuvo correcto. Fueron dos novillos nobles, con movilidad, pero faltos de transmisión, defecto que condicionó la labor del sevillano que sin embargo se mostró dispuesto en ambos.
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