sábado, 8 de noviembre de 2014

Andrés Romero, nos hace balance de su temporada.

Andrés Romero ya ha puesto grupas camino de 2015. Sin tregua ni tiempo que perder, sin pausa alguna ni esfuerzo que eso le cueste, sin dejar de montar ni un solo día a pesar de la intervención quirúrgica a que ha sido sometido, pensando en lo que hay que mejorar para seguir creciendo, tratando de ganarle tiempo al tiempo. En ello anda ya el jinete onubense. Pero también para seguir adelante hay que pararse aunque sea sólo un instante y repasar el último trecho recorrido del camino. Es lo que ahora hacemos: analizar la temporada de 2014, la de la ilusión, la de los retos cumplidos, aquella en la que Andrés Romero ha dado un claro, firme y esperanzador paso al frente. Como si de un símbolo fuera, el rejoneador habla de lo que ha sido este último año rodeado de sus nuevos potros, a los que dedica ahora todas las horas. Lo dicho, no hay tiempo que perder...

Ha terminado la temporada de 2014. Un año muy importante para ti a priori y según lo planificaste con tu apoderado. Una vez concluido, ¿qué sensaciones, qué poso te deja?

La sensación de haber madurado, sobre todo. Estar en las grandes plazas y en las ferias principales siempre pesa más que el circuito en el que me había desenvuelto hasta ahora y que es donde un torero tiene que forjarse. Éste es un circuito donde compites con gente de quince, veinte y veinticinco años de alternativa y eso pesa un poco. Pero bueno, me he ido rodando y noto que me he cuajado como torero y en esa fortaleza mental que hay que tener para afrontar los grandes compromisos y ante los mejores rejoneadores.

¿Cuál es la tarde que te deja un recuerdo más agradable, más bonito?.

Hay muchas: Madrid, Ronda…, pero, sobre todo, me quedo con Sevilla. Ese sitio tan especial, bajar al hall del hotel antes de ir a la plaza y encontrarte tanta gente esperándote. Mi gente, gente que no era mi gente, aquella expectación puesta en mi… Fueron momentos que me reforzaron para luego superar en el ruedo contratiempos como la cornada y, además, tan pronto de Perseo. Pero iba tan concienciado y tan preparado que tuve la calma para saber que el sitio donde le había herido no era importante y conseguir que el percance no me afectara para todo lo que quedaba por delante. Me tenía que reponer de aquello y lo hice. Cuajar a ese toro que era bueno pero que tenía peligro, ganarme aquella ovación de la Maestranza a pesar de haberlo pinchado y luego rehacerme de nuevo en el segundo, que no sirvió demasiado, pero con el que tenía que triunfar y hacerlo… Fue algo increíble para mí. Sin olvidar el arrope de mis paisanos durante toda la tarde y pisar esa plaza por primera vez y hacerlo así, es algo que nunca olvidaré.

¿Y la tarde, en cambio, que no se te quita del pensamiento porque sabías que la tenías en la mano y se te escapó?

Madrid. Si llego a matar los dos toros, hubiésemos hablado de otras cosas en la temporada. Y eso que ha habido otros toros durante todo el año que me ha dado mucha rabia pinchar como el segundo de Málaga, pero, si después de cuajarlos como lo hice, mato a esos dos toros de Madrid de un rejonazo a cada uno, mi situación se habría puesto impresionante. Pero bueno, los toros tienen hueso, pincharlo es algo que le puede pasar a cualquier torero en cualquier plaza y lo único que queda es seguir adelante, aprender, trabajar y corregir.

De tu cuadra, ¿qué caballos han sido claves en la temporada?

Han sido varios. De salida, Perseo y Carbón que, además, cubrió muy bien el tramo de temporada tan importante en que no tuve a Perseo por la cornada de Sevilla. En banderillas, Conquistador ha hecho una temporada muy buena y Cantú me ha dado mucha seguridad con los toros malos. Pero, sobre todo, Guajiro. Él ha sido el caballo que me ha dado la alegría de sentir a los públicos emocionarse con lo que he hecho en la plaza, lo he puesto en sitios muy comprometidos con quiebros muy ajustados y cómo ha salido con tanta solvencia y airoso, sus piruetas en la cara… Guajiro ha sido el caballo más destacado para mí de la temporada. Sin olvidarme de cómo ha ido a más Chamán aun siendo tan nuevo, la expresividad de Bambú, la progresión de Cheke y la compenetración que he adquirido con él. Estoy muy contento con mi cuadra. Tengo que estarlo.

¿Qué quieres para 2015, Andrés?

Matar los toros. Es lo que más me preocupa porque, si este año mato esos toros importantes que he cuajado y que se me han escapado al final por los aceros, estoy convencido de que la temporada hubiera sido aún de otra forma. Pero también es verdad que aquí nadie es superman ni nadie lo ha aprendido todo en el primer año. Además, los toros se pinchan porque tienen hueso, repito, y voy a trabajar duro por mejorar esa suerte tan definitiva.

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