Así fue la tarde del onubense
Emilio Silvera en la feria de Medina de Pomar, contada por nuestros compañeros
de El Correo de Burgos.
Tal como nos relata en la
crónica, una tarde muy importante emborronada por la espada:
Esta es la crónica del festejo.
Continuó
la senda triunfal en la feria de Medina de Pomar y por segunda jornada
consecutiva se abrió la Puerta Grande, en esta ocasión para ver salir en
hombros a Miguel Ángel Pacheco que le cortó las dos orejas al tercer ejemplar
de Guadaira. Sin trofeos saldó su presentación en tierras burgalesas el
onubense Emilio Silvera que cuajó una gran faena frente al mejor novillo de la
tarde que fue el cuarto. La espada le privó de cortar orejas.
Con
media plaza cubierta, menos público que en el festejo del domingo, se lidió una
novillada de Guadaira que tuvo buenas hechuras y dispar remate pero que tuvo
muchos de los ingredientes que hacen del encierro un conjunto duro y exigente.
Variado comportamiento, muy temperamental. Hubo dos novillos duros que no
regalaron nada y desarrollaron complicaciones que fueron el primero y el
segundo. Y otros dos más nobles, con mejor condición y fondo de manejabilidad
que fueron un tercero con movilidad que quiso repetir y lo hizo y un cuarto de
mucha calidad que se empleó por abajo con ganas y sacó celo y transmisión.
Prueba de fuego para los dos novilleros, ambos nuevos en Medina y en la campaña
taurina burgalesa.
Salió
a hombros Miguel Ángel Pacheco que tiró de oficio y solvencia para cortar las
dos orejas al tercer novillo, tercero de la tarde y segundo de su lote. Faena
de entrega y severa actitud que caló en los tendidos por su resolución y su
buena ligazón. Hubo disposición de un Pacheco que buscó siempre el triunfo y
reunirse con su oponente.
No
fue faena completa pero sí vibrante. Tras una estocada le cortó los trofeos que
le sirvieron para proclamarse triunfador del festejo. Con el primero, bronco y
complejo, anduvo seguro pero marró con el acero final.
Cosas
muy caras apuntó Emilio Silvera que cumplió con su primero y cuajó una faena de
mucha nota y entidad frente al cuarto, el mejor del encierro. Faena compacta,
de planta relajada y gusto en la interpretación.
Se
trata de un torero con sabor que expresa con pellizco y maneja las telas con
enjundia y prestancia. Hubo muletazos de muy bella factura en la que fue la
faena de mayor capacidad y hondura de una tarde entretenida. Su labor
únicamente tuvo el lunar de la espada. Por ahí se esfumaron las orejas. Dejó
huella.
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