viernes, 9 de agosto de 2013

Manolete, un torero que no muere.

Nació el 4 de julio de 1917 en el número 2 de la calle del Conde Torres Cabrera de Córdoba. Su padre fue el matador de igual apodo que falleció cuando Manuel sólo tenía cinco años. Familia también de los toreros José Dámaso Rodríguez, Pepete, José Rodríguez Sánchez, Bebe Chico, y el banderillero Rafael Sánchez, Bebe. Su madre, Agustina Sánchez, se casó en primeras nupcias con Lagartijo Chico.

Sus primeros capotazos los da en 1929 en la finca 'Lobatón', cerca de Córdoba. Torea vestido por primera vez de luces en 1933 en una corrida nocturna celebrada en la plaza de la localidad francesa de Arles. En Córdoba se presenta con picadores el 27 de julio de 1935. El 26 de mayo se presenta en Sevilla, donde logra un sonoro triunfo el 5 de junio y el 9 de octubre. En esta ocasión estoqueó de manera sublime dos novillos de Villamarta.

Torero legendario que impuso su propio estilo, que polémico ó no, apasionaba en debates, charlas y artículos, dejando una huella que aún perdura. Hizo cambiar a la afición el concepto del arte taurino de forma que hubo una forma de torear antes y después de él. Tomó la alternativa el 2 de julio de 1939 de manos de Rafael Jiménez Chicuelo, con Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana  de testigo y toros de Clemente Tassara. De una personalidad seca y austera, rigurosa y con un estilo de perfil, casi al hilo del pitón, y con la muleta retrasada, lo que obligaba al toro a pasar previamente ante el cuerpo del torero. Su estilo fue la extensión de su carácter, austero, esencial, seco y valeroso. Sobrio y duro pero también elegante, se imponía al toro igual que en su vida social.


En 1940 suma 50 corridas, cuatro de ellas en Madrid. Esa temporada obtiene éxitos destacados en Sevilla, Alicante, Bilbao, San Sebastián y Barcelona. En 1941, suma 58 corridas. En 1942, 72 actuaciones, triunfando en Barcelona y en las ferias más relevantes. La temporada ya estaba muy avanzada cuando actúa dos veces en la capital, la última fue la del 27 de septiembre, tarde en la que un toro le corneó, causándole una herida de gravedad en el muslo derecho. 74 corridas realiza en 1943. El 29 de mayo, el 2 de junio y el 15 de julio son las fechas de tres tardes especialmente afortunadas del cordobés en Madrid. En 1944 torea 92 corridas, casi todas con un éxito notable. Es la temporada en que realiza la faena más completa de toda su carrera. Fue el 6 de julio en la plaza de Las Ventas, en la corrida de la Asociación de la Prensa. En 1945, suma 71 corridas, el 29 de junio en Alicante, un toro de Francisco Chica le fracturó la clavícula.

En México se presenta el 9 de diciembre, con astados de Torrecilla. Entre finales de aquel año 1945 y principios del 46 torea en Colombia, Perú y Venezuela. La campaña de 1946 sólo torea en una ocasión, el 19 de septiembre en Madrid, junto a Antonio Bienvenida y Luis Miguel Dominguín, con toros de Carlos Núñez. A finales de ese año torea en México y Perú. Cuando vuelve a España, en 1947, comienza su temporada cuando la campaña se encuentra ya bastante avanzada. El 16 de julio torea la que sería su última corrida en Las Ventas, la de la Beneficencia. Resultó herido en una pierna por un toro de Bohórquez.

El 28 de agosto de 1947, después de haber sido muy discutido la temporada anterior, pues se le acusaba de exceso de comodidades y de tomar ventajas con los toros que imponía, y de no haber toreado apenas ese año, comparte cartel en Linares con Luis Miguel Dominguín y Gitanillo de Triana. El segundo de su lote, Islero, de Miura, llega muy tardo y apretando a la suerte suprema. Manolete, como siempre, se entrega, pero comete un error técnico y ejecuta la estocada con mucha lentitud. El toro hunde hasta la cepa el pitón en su muslo derecho. Se dijo que los destrozos causados en el triángulo de Scarpa atravesado por la vena femoral le produjo la gran hemorragia que le llevó a la muerte el 29 de agosto de 1947 a las cinco horas y siete minutos de la madrugada.


La causa final de la muerte del torero siguió siendo polémica. En 1997 se revela por el hijo del médico de Linares que atendió al torero, Fernando Garrido. Parece ser que tras la cogida, que había sido grave pero no mortal, el torero había perdido mucha sangre y Fernando Garrido operó y dispuso que se le practicaran las transfusiones de sangre necesarias, cosa que empezó a hacerse. A las pocas horas el torero se recuperó, habló se fumó un cigarro y hasta preguntó cómo había ido la corrida, aunque seguía débil. Fue entonces cuando llegó el doctor Giménez Guinea, en quién Manolete tenía mucha confianza, y ordenó que se suspendieran las transfusiones y que se le aplicara un plasma noruego: a los pocos segundos de entrar el plasma en la sangre del torero, apareció la muerte.

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