Rociana del Condado (Huelva) Sábado 23 de agosto.
Interesante e intensa tarde en la localidad onubense de Rociana del Condado, donde tras varios años sin festejos taurinos en sus fiestas, hoy se ha festejado y con creces una novillada sin picadores donde se ha colgado el cartel de "No Hay Billetes".
Jóvenes novilleros en el cartel venidos de distintas localidades, además del Onubense Emilio Silvera y cerrando el cartel el novillero local José Juan Cano, que hacia su debut ante sus paisanos y de luces. A la postre los dos triunfadores del festejo.
Multitud de caras conocidas en la plaza portátil han arropado el evento y a los novilleros, El canataor Ancagel, el novillero Alejandro Conquero, los matadores de Toros, Luis de Pauloba, Emilio Silvera, Franco Cardeño, Manuel Macias, Manuel Triana, que fuera durante muchos años hombre de confianza del maestro de camas, Curro Romero y hoy padre de uno de los actuantes.
Antes de comenzar el paseillo se rindió un homenaje a un hombre vinculado a Rociana y alma mater de este festejo, Camacho donde se le entregó una placa de agradecimiento, al tiempo que salieron algunos de sus familiares para hacerle entrega de un precioso cuadro con un cristo con el fondo de un capote.
Se guardó un respetuoso minuto de silencio en nombre de Santos, un conocido hombre de la localidad que nos dejó hace pocas fechas y al finalizar y antes de dar comienzo el festejo se le hizo entrega de un presente a cada uno de los novilleros actuantes.
Se lidio una novillada de Astolfi, de correcta presentación y buen juego salvo el deslucido y complicado primero, el resto de buen juego, nobles, manejables y justos de fuerza. Al lidiado en sexto lugar se le dio la vuelta al ruedo.
Aportagayola se fue Carlos Ochoa para recibir al primero de la tarde, un eral correoso y con pies que pedía papeles y buenas maneras. Estuvo digno con su oponente que no dejaba hacer el toreo que quería expresar el novillero. Tras varios intento acabo con su enemigo y escucho una ovación.
El segundo de la tarde, José Magaña, también se fue a recibirlo a portagayola y desesperó a mas de uno, pues tuvo sus complicaciones al salir de chiqueros y estuvo mas de cinco minutos esperando rodilla en tierra a que asomara por la puerta de los sustos el novillo que le correspondió en suerte. Tras el recibo con una larga cambiada de rodilla, unos lances a la verónica antes de tomar los palos y colocar tres pares de banderillas algo desiguales. Un novillo que dejó por momentos jugar bien los brazos al joven novillero y sacarle alguna tanda en redondo que fue del gusto de la grada. Estocada y oreja.
El tercero de la tarde para Manuel Triana, novillero de buen corte con ganas de agradar y ejecutando las suertes con limpieza. Brindó su novillo al matador de Toros Luis de Pauloba. Le tocó en suerte un novillo noble y justo de fuerza al que tuvo que mantener durante la lidia, sin exigirle y con una faena a media altura para templar, mandar y llevar la buena embestida que guarda su antagonista. Tandas en redondo templadas y ligadas, naturales largos y hondos, circulares, pases del desprecio y remates muy toreros fueron emborronados con los aceros. Oreja.
El cuarto para el Onubense Emilio Silvera, un potable novillo bien lidiado. Lo recibió a la verónica Silvera, gustándose y ganándole terreno para rematarlo en los medios muy torero. En la muleta se lució el Onubense con ambas manos, destacando un par de series al natural, largas, hondas y templadas, enganchando a su enemigo y llevando su embestida hasta donde le alcanzaba la mano. En redondo se sintió cómodo y relajado en unas series muy bien enjaretadas, rematadas con un pase de pecho de pitón a rabo. Media Estocada que precisó de una segunda hasta la gamuza. Dos orejas.
El quinto de la tarde, ya con poca luz en la plaza, para Juan Romera, que le correspondió en suerte un novillo suavon y templado que dejó por momentos estar a gusto al joven novillero. Decoroso y jugado bien las bazas que le correspondió en suerte, realizó una faena por momentos limpia y sin enganchones con muletazos de buen trazo. Oreja.
El que cerraba plaza, festejo y la noche, que se nos vino encima, para el novillero local José Juan Cano, que debutaba ante sus paisanos y como novillero de luces. La plaza enloquecida antes de la salida le recibió con una atronadora ovación. Estuvo centrado, sereno, templado y con una disposición que sorprendió a propios y extraños. Fue capaz de jugar y juzgar a su enemigo para exprimirlo en una faena larga, bien enjuiciada y con sabor a toreo bueno. Un antagonista, noble, de buen tranco y con transmisión que fue capaz de llevar, ligar, templar y mandar. Series de tres y cuatro muletazos en redondo ligadas, con las zapatillas asentadas y jugando con cadencia los brazos, eran abrochados por pases de pecho, largos, hondos y bien ejecutados. No se quedo atrás a la hora de manejar la izquierda, embarcando la embestida y llevándola atrás de la cadera para ligar con otra seria. El premio merecido de dos orejas y rabo.
Tardes como estas, hacen afición, que no se pierdan. Recuperen para la localidad estos festejos para los próximos años.
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