Siempre es una pena romper una relación, pero cuando la amistad es verdadera, parece que cueste menos.
Eso habrán pensado los protagonistas de hoy, el matador de toros Curro Díaz y su hasta hoy apoderado Ignacio González. Nueve años de duro y exigente trabajo con el que ponían hoy punto y final a su relación profesional que no personal, pues como manifiesta el propio matador "Ignacio es como de la familia".
Desde hoy sus caminos profesionales se separan, aunque a buen seguro que se amistad perdurará en el tiempo. Suerte para ambos.
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