La sesión matinal de III Congreso UTYAC fue un canto a la
libertad abierta a un tiempo de esperanza. A las 11 horas de la mañana la plaza
de La Bóvila de L'Hospitalet se convirtió en un improvisado ruedo en el que los aficionados catalanes desplegaron
capotes y muletas para dibujar lances al viento, mientras la música de
fondo la ponían el grupito de antis con sus gritos y consignas que, por cierto,
deberían actualizar.
Serafín
Marín toreó al carretón con capote y muleta y los resonaron con
fuerza. Después, ya en el interior del Centro Cultural, el torero de Montcada y
Reixac fue el protagonista de una charla tan amena como llena de contenido con
el periodista de ABC, Ángel G. Abad y
Paco Píriz, presidente de UTYAC, que previamente había repasado algunas de
las claves políticas en el proceso hasta la prohibición, que enlazó con la
trayectoria profesional de Serafín, valorando la influencia negativa que ha
tenido en ella y el resurgir en las tres tardes de Madrid la temporada pasada.
También hubo lugar para el
reconocimiento de los Jóvenes de UTYAC que reivindicaron su condición de
jóvenes, taurinos y catalanes y entregaron al torero el I Premio Sant Jordi de Tauromaquia en un momento de especial
emotividad, con chicas y chicos en el escenario arropando a un Serafín Marín
visiblemente emocionado que les alentó a luchar sin desfallecer por sus sueños,
como él mismo hace.
Durante el coloquio Serafín
habló sin tapujos de su propia vicisitud profesional, que de parecer hundida
revivió con fuerza en Las Ventas el pasado año y también alzó la voz para que
todo el sector taurino se una y reclame al Tribunal Constitucional el fallo al
recurso presentado en su día.
Lo dicho, una mañana de
esperanza, un grito de libertad en el que la cultura taurina vuelve a ganar a
la sinrazón.
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