La gran variedad de vehículos que uno encuentra en
el mercado es infinita, hoy en día los coches son potentes, tienen repris, aguantan
kilómetros y kilómetros sin repostar y son todo comodidades, pues eso señores
antes no pasaba.
Antes los vehículos precisaban de revisiones más
constantes, eran motores con menos potencia, sin las comodidades de hoy en día,
y de vez en cuando se calentaban, perdían fuelle en las subidas y en algunas
rectas si iban muy cargados, llegando incluso a parar con un calentón, teniendo
que bajarse el conductor a levantar el
capó, esperar que pasara un poco el tema, en algunos casos ir previstos de la
botellita de agua para rellenar el radiador. A veces incluso con todas las precauciones, la grúa tenía que venir para ayudarte y llevar el coche al taller. Pero no a todos los conductores
les pasaba, los había prudentes y conocedores de las posibilidades de su máquina
y la mimaba para que aquello no ocurriera o al menos intentarlo, cambiando de
marcha en su momento, jugando con el embrague y el acelerador para soportar las
subidas, logrando mantenerlo en un ritmo que al menos te valiese para llegar
hasta el final.
Otros más impulsivos y
con ganas aceleraban, pero a destiempo y cuando el vehículo con motor
suficiente para subir una cuesta empinada precisaba de mano firma al volante,
no eran capaces de aguantar el ímpetu el motor, ahogándose con un mal cambio de
marcha, cambiando de carril para adelantar con vehículos en contra y no consiguiendo
llegar al final como la máquina requería.
También los noveles aún con la “L” en la luneta
trasera de su flamante coche quieren ser conductores avezados y diestros en las
lides, pero como todo precisa de aprendizaje, a pesar de ello es capaz de
montarse en un vehículo de los antiguos, cambiar de marcha a su tiempo y
mantener a su ritmo sin que el motor se caliente, es capaz de adelantar a otros
conductores más avezados y pasar sin miedo por carreteras sinuosas y angostas,
porque tiene muy claro que quiere llegar a la cima.
Esperemos que los coches de caballos en el Real, no
se atasquen en el albero y fluyan por sus calles bajo las ágiles manos de los
cocheros.
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