La tarde de hoy estuvo marcada por la exigencia, el
viento y las enormes ganas de un torero, que se crece ante la adversidad.
Fueron dos cuatreñas exigentes y bravas que
precisaban de mando y firmeza en el manejo de los trastos.
El maestro Pedrito de Portugal expuso, propuso y
dispuso de sus armas para domeñar las exigentes embestidas de las dos cuatreñas
que les cupo en suerte.
Vaca brava y exigente acudía con celo a la llamada
del picador que hacía la suerte de varas, se arrancaba de lejos y empujaba con
fijeza, virtudes que mantuvo durante la faena de muleta y que no permitía
errores. El diestro lisboeta se enfundo el traje de maestro para andar presto
con las exigencias que marcaba la vaca. Redondos rotundos, largos y con compas,
enseñaban el camino a la res que pronta y con la cara baja acudía al cite que
le mostraba la pañosa, los naturales profundos, embebido en la muleta,
precedían a
enormes pases de pecho. El viento presente toda la tarde, hizo emplearse el matador que en una tanda en redondo fue volteado aparatosamente, afortunadamente sin consecuencias, se levantó presto y sin inmutarse, volvía a la cara de la vaca para enjaretarle unas series más rotundas y reunidas si cabe.
enormes pases de pecho. El viento presente toda la tarde, hizo emplearse el matador que en una tanda en redondo fue volteado aparatosamente, afortunadamente sin consecuencias, se levantó presto y sin inmutarse, volvía a la cara de la vaca para enjaretarle unas series más rotundas y reunidas si cabe.
Que Pedrito está en un buen momento es indudable y
lo ha demostrado en dos exigentes vacas en casa del ganadero Manuel Bajo,
propietario del hierro de Las Monjas.
La preparación no cesa de cara a esta interesante
temporada, que se presenta esperanzadora.
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