La
calidad de Serna y el buen gusto de Silvera abren la Puerta Grande
Rafael Serna, Emilio Silvera y
Rodrigo Molina trenzaban el paseíllo esta tarde en la primera de la Feria de
Colombinas de Huelva. Se lidiaba un encierro de Villamarta para la ocasión.
La tarde tuvo un alto nivel de
toreo. Un festejo de competencia entre novilleros punteros donde el sevillano
Rafael Serna, dibujó el toreo de clase ante el buen cuarto. Un faenón en toda
regla que dejó patente la calidad del joven de la Macarena que terminó
desorejando a su oponente por partida doble. Antes que el deslucido primero
estuvo sin fisuras. Por su parte, Emilio Silvera, también mostró sus
credenciales a base de buen gusto en el segundo y exponer en el teclista
quinto. Cerró la terna el joven Rodrigo Molina que manifestó bisoñés en el tercero y firmeza en
el bruto sexto.
Recibió Serna al abreplaza con
buen sentido capotero. Hubo compostura del sevillano ante un novillo que tiró
la cara arriba por el derecho y por el izquierdo se iba a media altura. Astado
abanto de salida. Cuidó el hispalense a su antagonista en el caballo y le sopló
un quite por chicurlinas de aires sevillanos. Templado Serna en un pasaje
vistoso respondiendo el ultrero con escasez de fuerzas. Brindó a la parroquia
en los medios. Intentó componer Rafael Serna desde los tanteos iniciales pero
el animal embestía de forma deslucida y soltando la cara en exceso. Para colmo
la falta de fuerzas era manifiesta por ambos pitones puesto que se derrumbaba
en cualquier ocasión. Serna le cambió terrenos, abrió distancias, siempre se la presentó con delicada suavidad
para no dar un tirón a su endeble novillo. Rafael ofreció un planteamiento sin
fisuras, asentado y con dosis de su calidad pero sin poder dar continuidad a su
quehacer por la falta de colaboración del primero. Estocada delantera y otra en
buen sitio. Silencio.
Corretón el cuarto de salida y
sin fijeza a los estímulos. Astado de mayor cuajó que los anteriores que metió la cara en el capote
de Rafa sin decir nada. Pasó sin transmisión poniendo el sevillano en cada
lance lo que le faltó a su oponente. Serna tras una vara a favor del novillo le
endosó un quite por chicuelinas muy ajustado donde apostó por la estrechez en
el lance y donde comprobó la frialdad del respetable. Se le midió al sevillano
en demasía en un quite que debió tener mayor respuesta por el público. Hasta en
el brindis a Andrés Romero se sintió la responsabilidad de las miradas. A
pesar, de ese contratiempo el sevillano toreo a placer al segundo de su lote.
Un atado al que había que hacerle las cosas muy bien puesto que era de esos que
descubren. El macareno, sacó su raza y calidad para cuajar una faena de gran
nivel ante un astado que se dejó con clase. Serna exigió a su oponente con
ligazón y mando, además de una figura esbelta y vertical. El trasteo a diestras
resultó limpio, compuesto y con connotaciones de mucho poso. El natural también
fue de mucho nivel. Por ahí, su muleta viajó con temple y hondura dando
profundidad al natural cadencioso. Serna, además, le plantó variedad y recursos
con dosis de prestancia sevillana. Las poncinas tan elegantes como personales.
Refrendó su gran labor con un espadazo arriba ante bravo al que pudo desde el
principio. Dos rotundas orejas.
El que abría el lote de Silvera
le embistió cuatro veces en el capote con claridad lo que aprovechó Emilio para
darle fiesta capotera. Hubo cadencia a la verónica en esos lances pero también
demostró el astado que estaba muy justito de poder. El de Villamarta tomó una
vara donde se dejó pegar. Silvera también brindó al respetable en los medios.
El segundo de la tarde tuvo muchas dosis de toreabilidad lo que aprovechó el
onubense para componer una faena de estilo clásico. El hijo del maestro,
compuso una labor por ambos pitones donde se expresó con estética y templanza.
Hubo ligazón en su muleta a diestras rematando las series con unos de pecho de
gran recorrido. A zurdas, algo de desajustes entre naturales, pero con el trazo largo. Estocada delanterita
y oreja al buen gusto del onubense ante uno que se dejó. Oreja.
El quinto no quiso ver el
capote de Emilio Silvera. El onubense le puso tesón para lucirse pero el astado
no le dejó estirase en ningún momento. Novillo que descompuesto que desordenó
la lidia y que propinó una tremenda paliza al banderillero Juan Luis Serrano.
El novillero local se puso de verdad ante uno al que había que llegarle sin
dudas. El quinto, estaba remiso a desplazarse y cuando iba lo hacía con
reticencias. Le sacó Emilio muletazos de calidad y suavidad por el derecho,
donde se palparon la sinceridad en el embroque y la apuesta consciente de que podía
llegar la voltereta en cualquier momento.
Cambió de terrenos y de mano para interpretar el natural seguido de mano
baja y recorrido corto pero muy apretado
en el trazo. Emilio nunca tiró las cartas y si de raza y valor sin aspavientos.
Muy bien Silvera ante uno con teclas. Oreja de peso y Puerta Grande al igual
que Serna...hasta el momento.
Hubo decoro de Molina al
recoger al tercero, un novillo justo de fuerzas y poder. Así lo hizo ver el de
Villamarta durante la lidia y por ende, se cuidó en varas. Rodrigo al igual que
sus compañeros brindó a los presentes el utrero de su presentación en La
Merced. Tras los primeros tanteos el novillo despertó sacando fondo y
repitiendo. Resultó incluso hasta algo pegajoso por reponer tan pronto, pero
eso hizo que el trasteo tuviera son y sobre todo ritmo. Molina muleteó con
solvencia a su astado, principalmente por el derecho, por donde hubo compás y
también desaciertos, pero todo dentro de la lógica bisoñés del joven chaval.
Rodrigo estuvo siempre dispuesto y corriendo la mano con sentido por ese pitón.
El natural surgió con más efectividad que lucimiento pero con prestancia. En
resumen faena con pasajes lúcidos pero sin romper del todo ante uno manejable
no justo de fuerzas. Ovación.
El último se comportó de forma
violenta en todos los tercios. Un toro por hechuras y cuajo que planteó muchas
dificultades a Rodrigo Molina. Astado con brusquedad y mala clase en el viaje
que soltó la cara en cada encuentro con la muleta. No quería tirar para
adelante pero se encontró con la capacidad de Molina que pudo con él y además
le pulió asperezas. Firmeza sin recompensa artística ni calado en el tendido.
Pocos se enteraron de la solvencia del trasteo del sevillano pero su quehacer
fue pulcro y muy para profesionales. Todo ante un utrero que no regaló ni una
embestida igual y si muy descompuestas.
Un regalo. Bruto el cierraplaza hasta en la suerte suprema. Silencio.
Ficha
del Festejo
Plaza de toros de La Merced,
Huelva. Primera de la feria de Colombinas. Novillada con picadores.
Novillos de Villamarta. Desiguales y deslucidos de
comportamiento y juego. Destacó el bravo cuarto.
Rafael
Serna, silencio / dos orejas.
Emilio
Silvera, oreja / oreja.
Rodrigo
Molina, ovación / silencio.
Incidencias.- Casi
tres cuartos de entrada.
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