La apuesta del diestro de
Gerena, Manuel Escribano para esta
feria de abril de 2015, se salda con un éxito rotundo. A priori parecía
excesivo optar por las dos corridas duras de la feria, pero lo que está claro
es que su apuesta estaba marcada por su raza, fuerza de voluntad y su buen
hacer delante de la cara del toro. Dos tardes que los aficionados guardarán en
su memoria, donde han podido ver a un Escribano, más maduro, más templado y más
pausado.
Fiel a su estilo y su concepto,
nunca rehuye la pelea y a bien que hubo de emplearse ante los dos festejos,
pero lo de esta tarde con los del hierro de la A coronada, es para quitarse el
sombrero.
Ha dado un golpe en la mesa del
toreo, una llamada de atención, y que su toreo y sus ganas no son flor de un
día, y este año, más que nunca, tiene que producirse el despegue definitivo
para entrar en todos los carteles y no solo encasillarse en corridas llamadas
duras.
Así han contado la tarde de
Escribano con Miura los distintos medios de comunicación:
Cultoro: El diestro de Gerena, mantuvo crédito siendo
fiel a su estilo. Tiró de raza y entrega ante sus dos toreables ejemplares. El
segundo aprendió y se puso infame pero antes regaló quince embestidas de buen
son. El quinto fue el mejor de la tarde con una humillación inusual para tan
gran alzada y encaste. A este último, se fue a portagayola Manuel Escribano, un
toro de 656 kg. que no se definió de salida. Ya en pie, Escribano lanceo
encajado y con transmisión. Entró al quite Iván Fandiño sin demasiado
lucimiento en sus delantales. Cogió de nuevo los palos Manuel y selló tres
pares de importancia, destacando el último al quiebro al hilo de tablas. Ya en
la faena, Escribano anduvo limpio y fresco de ideas para plantear un trasteo basado
en el derecho ante un toro que se dejó por ese pitón. Fue al natural donde se
rompió Manuel en varios muletazos con regusto sevillano, para sellar un
concepto de torero maduro entre las notas de ‘Cielo Andaluz’ que el Maestro
Tejera instrumentaba. La certera estocada puso fin a su actuación. Arreó el
segundo de salida en el recibo capotero de Manuel Escribano. Se arrancó desde
los mismos medios al peto en la segunda vara, en unos momentos de emoción. Puso
todo el empeño en tres pares de banderillas de emoción para dejar uno final en
quiebro en las mismas tablas que levantó la plaza.
Aplausos: Manuel Escribano paseó un trofeo y se le
pidió con fuerza el segundo tras lidiar al quinto, un toro cinqueño con 658
kilos. Se fue a recibirlo a portagayola, toreándolo después muy bien con el
capote y brindando la faena a su compañero Eduardo Dávila Miura. El toro,
dentro de lo que es Miura, fue noblón, y eso lo aprovechó Escribano, que
también apostó desde el principio por el animal. Centrado, dándole los tiempos
y las distancias acertadas, culminó su labor de una certera estocada. La muerte
del toro fue espectacular y la oreja para el diestro, maciza.
Magnífico
resultó el recibo capotero de Manuel Escribano al segundo, con largas cambiadas
en el tercio y lances bien ejecutados. Ante el miureño tuvo una destacada
actuación el picador José Manuel Quinta, ejecutando un soberbio tercio de
varas. Escribano, que en banderillas apostó fuerte por el toro, abrió su labor
muletera con pases cambiados por la espalda, pero el animal empezó a apagarse
demasiado pronto y a mostrarse sosón en su embestida. Por el izquierdo además
no servía. Faena y toro, a menos. El de Gerena mató de estocada tras pinchazo y
saludó una ovación. El de Miura, que tuvo una muerte espectacular, fue
aplaudido en el arrastre.
ABC: Manuel Escribano «resucitó» en esta corrida,
hace un par de años. Ha estado muy valiente, ahora, con los Victorinos. Saluda
con una larga en tablas al segundo, que hace buena pelea en varas (se luce José
Manuel Quinta). El diestro protagoniza un tercio de banderillas desigual pero
emocionante: de poder a poder, con arriesgados quiebros; sobre todo, el último,
saliendo del estribo. Cuando para al toro con la mano, las palmas echan humo.
Recibe con dos muletazos cambiados al huracán que se le viene encima. Comienza
con buenos derechazos pero el toro desarrolla sentido: prueba, mira, busca; no
tiene, ya, ni un pase. Hasta hace hilo, al ver el estoque. Así son algunos
Miuras... A la segunda, gran estocada.
El
quinto, de 656 kilos, sale parado, enterándose, se asoma por encima del
burladero. Manuel traga muchísimo a portagayola, se luce en otro tercio de
banderillas de gran aguante. Brinda a Dávila Miura. Se dobla, aguanta coladas,
logra tres derechazos lentos. Al final, ha resultado noble pero había que estar
tan firme con él como está Escribano, que logra una gran estocada: oreja y
petición de la segunda. Ha justificado plenamente su Feria.
El
Mundo: Superior anduvo
Manuel Escribano con el gigantesco y cinqueño quinto (salvo el errático
principio por estatuarios que casi lo estampa en tablas). Media distancia y
zapatillas asentadas. Pesaba el toro. Por la izquierda también. La emoción de
cuando hay verdad en un tío trepaba. Muletazos largos por las dos manos.
Trayéndoselo embebido desde una disposición y colocación extraordinarias. Hasta
el punto de soltarlo en su momento. Se tiró a matar con fe. Como una vela.
Espectacular la muerte del miura. Oreja de ley. Importante el tipo como el
toro.
Ficha
del Festejo
Ganadería de Miura, bien presentados y de juego
desigual
Dávila
Miura, ovación con saludos / oreja
Manuel
Escribano, ovación con saludos / oreja
Iván
Fandiño, silencio tras aviso / silencio
Incidencias.- Casi
lleno en los tendidos en la última de feria.
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