Las pruebas médicas confirman
que Andrés Romero tiene rotos los abductores mayor y menor de su pierna derecha.
El rejoneador, que tendrá que permanecer
tres semanas en reposo absoluto, se ha sometido a una ecografía y una resonancia
magnética que amplían el alcance de la lesión que se produjo ayer en Calanda.
Andrés
Romero sufre la rotura “casi total” del abductor mayor y
del menor de su pierna derecha, según han confirmado las pruebas médicas a que
ha sido sometido esta mañana en la Hospital Fátima de Sevilla por el doctor Manuel
Méndez. En concreto, se le han realizado una ecografía y una resonancia magnética
que, no sólo han confirmado el diagnóstico inicial del equipo médico que le atendió
ayer en la enfermería de la Plaza de Toros de Calanda (Teruel), sino que lo completa
al confirmar también la rotura del abductor menor. Esta lesión le obliga a permanecer
en reposo absoluto por espacio de tres semanas tras las cuales será sometido a
un tratamiento de fisioterapia para su total recuperación.
Andrés Romero se mostraba hoy “dolorido y
fastidiado” por lo sucedido, aunque “aliviado de alguna manera” por que haya
pasado en este momento de la temporada, en la última corrida, lo que no implica
que se pierda festejo alguno. “Pero tampoco quiere uno concluir así el año. Por eso lidié
hasta el final mi primer toro aun cuando el percance se produjo de salida,
cuando apenas estaba parando al toro y a pesar de que había perdido toda la
sensibilidad en la pierna. Intenté por todos los medios salir a torear al
segundo, pero el médico me lo impidió. Llevaba una racha espléndida de triunfos
y quería culminarla en Calanda”, explica el jinete de Huelva.
La lesión se
produjo al realizar un gesto brusco y seco para evitar la arrancada por sorpresa
del toro de Jódar y Ruchena, que se le puso muy por delante del caballo Carbón que en ese momento montaba.
Romero quiso evitar que el toro alcanzara al caballo o lo derribara y fue en
ese intento cuando sintió un fuerte pinchazo y cómo dejaba de sentir la pierna.
“La tenía
dormida, no la controlaba. Por esa sensación y por el tremendo dolor sabía que
me había roto, pero seguí hasta el final haciendo un gran esfuerzo porque, por
encima de todo, yo lo que quería era torear”, añade el rejoneador.
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