Corrida de Zalduendo muy
desrazada y mansa en líneas generales. Casi lleno.
Crónica.-
Conchita Rodríguez
Alberto
López Simón de malva y oro, que se enfrentó a su
primero, un toro con un poco más de
genio que sus hermanos. Destacó con un pase Con la capa a una mano. El toro iba
lanzado por su propia inercia y arrollaba como buen manso. Brinda al público y tuvo éxito en los
primeros compases aprovechando la fijeza del toro que le tocó lidiar. Muy firme
el madrileño le pega un par de series diestras donde expone sin miedo todo lo
que tiene. Adornados por bajo y pases de pecho preceden a un circular invertido
por la espalda donde se lo juega a todo o nada. El toro al verse podido huye
cantando así la gallina. Lo avisa por el izquierdo en varias ocasiones y vuelve
al pitón diestro. Bamboleo de muleta por delante y por detrás sin ningún tipo
de aspaviento. Enterró la mano hasta los gavilanes y hundió el estoque sobre el
lomo. Tardó en caer y hubo petición y premio de una oreja merecida.
Saludó a la verónica al que cerró
plaza y comenzó la faena en tablas para sacarlo poco a poco fuera de los
anillos del tercio. Intentó por ambos pitones sacando poco en claro por la
acusada sosería del toro. Ya hizo mucho quedándose quieto intentando sacar agua
de un pozo seco. Descalzado se metió entre pitones ante el Zalduendo que se
quedaba corto y embestía con la cara a media altura. Lo mejor al final por el
pitón derecho rematando con un buen pase de pecho. Faena inventada del torero
de Barajas. Mató de estocada y recibió otra oreja al esfuerzo y salió a hombros.
Enrique
Ponce de azul cobalto y oro recibe al primero a la verónica sin
más trascendencia. El de Chiva intentó hacer faena en varios terrenos pero el
toro, que no era de fiar no le dejaba. Insistió mucho el torero pero era
prácticamente imposible por su falta de raza. Pinchazo hondo y descabello.
Silencio.
Más opciones tuvo el valenciano
con el que hacía cuarto por ambos pitones. Cosas del Catedrático y de su
infinita afición. Se quedaba cortito el toro y embestía con la cara a media
altura pero a Ponce le sirvió. No sé yo
en otras manos... Recogió una ovación desde el tercio.
José
María Manzanares de grana y oro,
toreó con gusto a la verónica. Si flojo fue el primer Zalduendo aún más
lo acusó el segundo. Calamocheaba el segundo y no tenía ni un ápice de chispa.
Si no hay toro no puede haber toreo ni soñando. Mata de estocada y su labor es
silenciada.
Pocas opciones tuvo también con
su segundo el alicantino dejando algún muletazo suelto por ambos pitones. Con
la espada volvió a ser el cañón que dispara y no falla. Pitos al toro y ovación
al esfuerzo del maestro.
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