jueves, 12 de mayo de 2016

Declaraciones de Ureña, Escribano y Fandiño, tarde 11 mayo 2016.

"Es imperdonable, la verdad que es para darme de bofetadas. Otra vez que me quedo a las puertas de la gloria en Madrid por culpa de la espada. Qué pena. Pero bueno, al final me llevo una oreja yo creo que importante y, sobre todo, la ovación, el cariño, el respeto y la entrega de esta afición tan exigente", reconocía el torero de Lorca (Murcia).

Ureña llevó a cabo dos faenas bien distintas, la primera, más para aficionados, argumentada en su valor sereno, en la firmeza de plantas y en lo mucho que tragó y aguantó coladas y tarascadas de tan complicado e incierto antagonista; mientras que la segunda fue de explayarse, de torear a gusto y con sentimiento, muy de verdad, al mejor toro de la corrida de El Torero.

"Me voy contento por la dimensión que he ofrecido, sobre todo con el sexto, con el que he vuelto a abandonarme, a disfrutar muchísimo y a sentirme muy torero. Pero también la del tercero ha sido una labor de apostar y jugarme la cornada en cada envite. Lástima la espada, pues de haberlos matado a los dos por arriba a la primera ahora mismo estaríamos hablando de un gran triunfo", finalizó

El director de lidia, Manuel Escribano, cumplió hoy el primero de sus tres paseíllos en la feria, y, aunque sorteó el lote menos malo en conjunto, sin embargo, vio silenciadas sus dos actuaciones, ya que, a su juicio, "en Madrid necesitas un toro que transmita y lleve la emoción al tendido, sino es imposible hacer nada".

No obstante, el torero de Gerena confesaba haber estado "a la altura" de la tarde y, sobre todo, "de lo que han pedido los dos toros".

"El primero ha sido noble, venía metido, pero no ha dicho nada; creo que he estado bien con él, enganchándolo muy adelante para llevarlo largo, pero con la espada he estado fatal; y el cuarto ha sido muy deslucido, imposible, pero, por lo menos, ha habido emoción con las banderillas, ya que a punto ha estado de echarme mano. Quedan dos tardes más, seguro que mejores que esta", finalizó.

Iván Fandiño, por su parte, se marchaba también de la plaza contrariado fundamentalmente por falta de toros propicios.


"Nada, ha sido imposible. El primero no ha tenido nada de raza, en cuanto le obligabas un poco y le bajabas la mano el toro se venía abajo; y el otro simplemente no tenía las hechuras apropiadas para embestir, y así ha sido, un toro que entraba a la muleta a trompicones y soltando mucho la cara. Una ruina", ha concluido Fandiño

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