Lección de vida de Cristina Sánchez en el XXVI Ciclo Los Toros de Cajasol en Huelva
La torero se basa en su
trayectoria profesional para sacar a relucir y defender aquellos valores
sociales que hacen grande y diferente al toreo.
Llenó y cautivó. Cristina
Sánchez se destapó en el XXVI Ciclo Los Toros de la Fundación Cajasol en
Huelva como un firme puntal de la Tauromaquia a la hora de difundir y
transmitir aquellos valores que la distinguen y engrandecen en medio de una
sociedad que la cuestiona. La torero madrileña se basó en su trayectoria profesional
para destacar valores como el respeto, la educación, la capacidad de sacrificio,
la solidaridad, la generosidad y la plena libertad, entre otros, que son intrínsecos
al toreo como actividad y como escuela de vida. “En el toro, todo es de verdad”,
comenzó diciendo Cristina frente a tantos mensajes que hoy nos bombardean potenciando
lo excesivamente fácil y, como consecuencia, las más de las veces falso.
Emotiva siempre y emocionada
por momentos, Cristina Sánchez defendió que “nunca especulé con mi condición
de mujer. De hecho, la primera advertencia que me hizo mi padre cuando le dije
que quería ser torero es que serlo es un milagro para el hombre y prácticamente
imposible para una mujer. Pero era mi sueño y quise dedicar mi vida a él. Y lo
conseguí. Da igual los hitos que consiguiera y si el tiempo que estuve fue más
o menos. Fue el que tuvo que ser, pero a mí me sirvió para sentirme plena como
persona porque había dedicado mi vida a lo que más quería”. Y rehuyó hablar
de vetos por su condición de mujer: “También hoy, entre hombres, hay toreros
que prefieren torear más con unos compañeros que con otros”.
Cristina Sánchez basó buena
parte de su intervención en las
especiales e íntimas vivencias familiares,
sobre todo con sus hijos, que le deparó la experiencia de su regreso puntual a
los ruedos el pasado año para torear en Cuenca. “Mis hijos fueron mi apoyo
más decidido desde el primer momento. Casi dejé de ser madre para ellos porque
el torero y la responsabilidad asumida me absorbieron, pero ellos lo aceptaron
con una entereza admirable y supieron acompañarme todos esos meses que me
sirvieron para volver atrás quince años en mi vida”. Incluso las lágrimas
le entrecortaron por momentos las palabras al recordar a Víctor Barrio y su
cogida en Teruel, que a ella le tocó retransmitir en Castilla la Mancha TV. “Nadie
está preparado para algo así”, aseguró, al tiempo que proclamó que “Víctor
Barrio, su ejemplo y el de su madre y su esposa, condensan todos los valores
más grandes del toreo”. Una ovación de varios minutos con el público que
llenó la Sala Juan Ramón Jiménez de la Fundación Cajasol en Huelva puesto en
pie abrocharon una noche tremendamente intensa y que hizo justicia a su
propósito de, como titulaba la intervención de Cristina Sánchez, reivindicar el
toreo como una escuela de valores y de vida.
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