Hay tardes en las que el juego
del ganado hace imposible el lucimiento y lo único que cabe exigir a un
novillero que quiere abrirse paso es precisamente que esté en novillero.
Y así
ha estado el onubense Emilio Silvera en la tarde de hoy en Castellar. Con
ganas, con enormes de ganas de ser.
Los astados de El Añadío, de
procedencia Santacoloma, no han ofrecido buen juego y todo lo que se ha visto
en el ruedo ha sido gracias a la determinación del nuevo Silvera. A su primero
lo recibió por verónicas que remató con una revolera, saludo capotero que
provocó la ovación del respetable. La faena de muleta ha estado cimentada sobre
el pitón izquierdo, por el que ha sacado varias tandas lucidas. Por el derecho,
ha sido imposible. El novillo, que ha desarrollado, amagaba con embestir, pero
se frenaba y, cuando pasaba, terminaba metiéndose. Emilio, paciente, lo intentó
una y otra vez, pero el animal, atacado de peso, duró poco. Silvera recetó una
estocada que cayó trasera y luego una entera. El animal se resistió a caer y la
labor quedó en el justo premio de una ovación.
Si el primero ofreció pocos
argumentos, menos ha ofrecido el segundo oponente del onubense. Si hay que
destacar algo, destacaremos la emoción que se respiró durante todo el trasteo
debido a las pésimas condiciones del astado. Tres volteretas le ha propinada a
Emilio y de las tres se ha levantado dispuesto a ganar la pelea y a quedar por
encima de un animal que ha llevado el peligro a los tendidos. Siempre en
novillero, consiguió robar algunos muletazos sueltos por el pitón izquierdo.
Por el derecho no hubo forma de sacar faena, pero nada cabe reprochar al
novillero que ha hecho lo que ha estado en su mano, y más.
Al final del festejo, queda la
versión que hemos visto hoy del onubense ante dos novillos sin posibilidades a
los que ha ganado la pelea a base de raza torera. Ese es el camino; estar
siempre por encima de los oponentes,
tengan o no faena.
Plaza de Toros de Castellar (Jaén).
Novillada con motivo de
la feria de septiembre.
5 novillos de El Añadío
Gerardo Rivera, oreja y bronca tras dos avisos
Emilio Silvera ovación, vuelta y saludos
Carlos Lorenzo, silencio
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