lunes, 17 de agosto de 2015

LA SUAVE BRISA DE UN MULETAZO. MÁLAGA.

Plaza de La Malagueta, media entrada en tarde agradable. Toros de Martín Lorca muy bien presentados, pero de mal juego para los toreros. Mansos, parados y reservones en líneas generales, se salvó el cuarto un toro de gran calidad pero justo de fuerza. Para los toreros

Salvador Vega (Corinto y Oro) vuelta/oreja
David Galán (sangre y oro) vuelta/ silencio
Fernando Rey (Azul y Oro) silencio/palmas


LA SUAVE BRISA DE UN MULETAZO

"Eres como una mujer, perfumadita de brea, que se añora y que se quiere, que se conoce y se teme" de este modo le cantaba Serrat al "Meditarraneo". Con dulzura, cadencia, sentimiento, profundidad y respeto para demostrarle lo mucho que amaba sus atardeceres rojos y su olor a sal. Pues hoy en La Malagueta Salvador Vega, le ha cantado con la misma profundad, lentitud, armonía y temple al toro y al toreo como un día hizo el gran cantautor Catalán al mar que lo vio nacer.

Fue en el cuarto de la tarde un toro negro de Martín Lorca, bien hecho y de bellas hechuras como toda la corrida, se le notaba al toro un tranco diferente al de sus hermanos. Algo más de fijeza en todos los tercios, buen son en las embestidas. A decir verdad toda la lidia de principio a fin estuvo marcada por el buen hacer de la cuadrilla, destacando dos grandes pares de Víctor Nieto, dejándose ver y llegándole muy en torero a la cara del toro. Gran tercio de banderillas. Tenía ganas Salvador, ya se vio en su primero con la disposición que venía el malagueño a su tierra. Buen tanda con la mano derecha para ir acoplándose a las embestidas del animal, parecía que podía ser y como que si fue. Cogió la mano izquierda y le formó un lío de los gordos, cada muletazo parecía que nunca terminaba, como esa ola que va y viene pero siempre va dejando detrás la esencia de su brisa, profundidad, torería, empaque, sentimiento, todo lo que se le puede pedir a un muletazo los tenía. Una faena pensada desde lo más profundo que un artista puede expresar con su cuerpo pero realizada con los tiempos y la templanza que te da el poso del tiempo y la experiencia. El toro necesita sus tiempos y Salvador se los dio. Después vuelta de nuevo con la izquierda y a seguir pintado cuadros efímeros en el tiempo pero eternos en nuestra memoria. Tres muletazos por bajo con el mentón metido en el cuello, para terminar la obra. Estocada algo atravesada y oreja.

Del resto de la corrida poco más se puede decir, muy bien presentada pero nada por dentro. Para una mejor definición, fue una corrida con una carrocería de coche italiano, pero sin un sólo tornillo dentro. Destacó la voluntad tanto de David Galán como de Fernando Rey, que sufrió un susto importante en el primero de la tarde a la salida de un par de banderillas cuando el toro hizo hilo por él y lo empotró en las tablas.

Galán en su primero tuvo momentos buenos con la mano derecha pero sin llegar a romper la faena, dando una vuelta al ruedo por su gran voluntad delante del toro. El quinto fue un marmolillo y poco pudo hacer el malagueño. Silencio.

Con respecto a Fernando Rey se le notó su falta de experiencia y nerviosismo al debutar en su tierra como matador de toros. Su lote tampoco le acompañó en la tarde. Voluntad y ganas de agradar a su gente más que cualquier otra cosa. Con Silencio y palmas de despedida se fue de su plaza.


Pero la tarde siendo algo monótona y larga de duración, nos dejó un buen cuarto toro y un toreo con al natural que está a la altura de muy pocos. Cada muletazo de Salvador Vega esta tarde Málaga llevaba la suave briza de un olor a mar.

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