Puede que haya muchas tardes en
la carrera de un torero, pero la tarde que vivió ayer David de Miranda en el
coso de La Merced, esa, esa tarde no lo va a olvidar en la vida.
La plaza a reventar, el gentío alrededor
de la plaza, tarde de expectación, infinidad de medios alrededor de una tarde cubierta
con el halo de la presencia de José Tomás en el cartel estrella de la Feria de
Colombinas, todos los alicientes para una tarde grande.
Y vaya que si fue grande, José
Tomás, Alberto López Simón y David de Miranda, desparramaron los botes de
esencias de su toreo por el albero mercedario, impregnado de un sabor y una
aroma que todos los presentes tardarán en olvidar.
No nos dejemos por detrás el
motor principal de la fiesta, El Toro, ese que te puede dar o quitar del sitio,
ese sitio que pisan algunos y que quita el hipo y te encoge el corazón. Ayer
tarde de toros, algunos tomaron caminos de tablas, otros aguantaron el tipo, otros
empujaron en el caballo, pero todos tuvieron un denominador común, la nobleza.
Ni el mejor alquimista hubiese elegido una combinación tan variada para esta
gran tarde de toros.
David soñaba con esta tarde desde
hace tiempo y la tarde llegó, de blanco inmaculado y oro, hacia el paseíllo flanqueado
por José Tomás y Alberto López Simón, como no iba a estar radiante con
semejantes compañeros de cartel.
El toro de su alternativa “Distante”
Nº42 de capa negra y de 495 kg en la romana, nacido el 11/11 de la ganadería de
Victoriano del Río. No pudo tener mejor compañero de viaje en una tarde que permanecerá
en los anales de la historia.
Salió dispuesto, a darlo todo,
a dejar la piel en cada lance, a despertar al dormido, a dar luz, a llevar a
Trigueros y Huelva a lo más alto en el panorama taurino Nacional. Y a ciencia
cierta que lo consiguió.
Tanto en el recibo de capote, a
la verónica, como en los quites que intercaló con ajustadas y comprometidas
gaoneras entre otros por tafalleras, siempre al límite, sin mover un músculo,
pasándolo a milímetros de la taleguillas, mientras miles de almas se les encogía
el corazón en cada lance.
La ceremonia de alternativa de
manos de José Tomás y López Simón como testigo daba paso a una faena para
enmarcar, ajuste, temple, mando y sobre todo presencia en la plaza llenaba cada
resquicio del coso centenario, miles de ojos prestaban su atenta mirada a cada
trazo, cada natural, cada pase en redondo, los trincherazos, y así se sucedían,
uno tras otro, con una prestancia que hacía de aquella obra algo grande. La
hora de la verdad llegó y el susto con ella, la tizona viajaba certera al hoyo
de las agujas mientras que el pitón derecho del burel viajaba de igual forma al
mentón del torero, propinándole un pitonazo que lo dejó unos segundos tirado en
el suelo, con el consiguiente susto para todos. Un emotivo brindis a su madre precedió
a todo ello, mientras que la plaza se colmaba de pañuelos blancos para pedir
las orejas del burel que paseo por partida doble en el toro de su alternativa.
Su padrino José Tomás, no se
guarda nada y cada tarde que se anuncia deja la piel en ello, dos faenas de
calidad, ajustándose al máximo en cada lance, pases redondos interminables,
naturales sublimes y unos trincherazos de los de poner en las cartelerías de
las grandes ferias. Así es su paso por Huelva del de Galapagar, Huelva le
quiere y él quiere a Huelva. Para enmarcar el inicio de faena al cuarto de la
tarde, un extraordinario toro de Victoriano del Río, de calidad y nobleza propia
de las mejores tardes, se lo llevo desde el tercio a los medios toreando al
paso, con cadencia, ritmo, gustándose y gustando al respetable que se rompía
las manos en sonoros aplausos. Antesala de una faena redonda, con enjundia y
que a todo el mundo puso de acuerdo, ambas faenas las firmo con soberbias
estocadas. En el cuarto con petición de rabo no atendida fue de alto voltaje,
con la consiguiente bronca al presidente por no concederla, tras terminar una
calurosa vuelta al ruedo del de galapagar con el doble trofeo.
El torero de Barajas López
Simón no tuvo suerte en su primero, pero se desquitó en el quinto, hubo de irse
a los terrenos del toro, que buscaba tablas descaradamente y allí le planteo
faena, una lucha de titanes por arrancar lo que de bueno tenía el toro, y López
Simón se lo sacó, hasta la última gota, exprimió al máximo a su antagonista en
un toreo de verticalidad y buen trazo. En las postrimerías se puso en los
terrenos de cercanías para abrochar una obra que precisaba remata, y vaya que
si lo consiguió, una estocada de buen viaje y el doble trofeo en sus manos para
acompañar a sus compañeros de cartel por la puerta grande.
Ficha
del festejo
Toros de Victoriano del Río, bien presentados y variado juego.
José
Tomás, dos orejas /dos orejas con petición de rabo
López
Simón, ovación en el tercio tras aviso / dos orejas
David
de Miranda, dos orejas / ovación
Incidencias.- Lleno
de No Hay Billetes. Se desmontaran, Fernando Pereira y Pedro Muriel en el primero, Miguel Martín en el cuarto y Manuel Contreras en el sexto.
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