domingo, 12 de febrero de 2017

ÁLVARO DOMECQ Y “ZURITO” TRIUNFARON EN ZALAMEA HACE 50 AÑOS

Vicente Parra Roldán
A pesar de las amenazas de lluvia, que se hicieron presentes en algunos momentos del festejo, mucho público acudió a los tendidos de la plaza de toros de Zalamea la Real en la tarde del domingo 12 de febrero de 1.967 para contemplar el festival benéfico anunciado.

En el mismo se lidiaron novillos de Álvaro Domecq que resultaron bravos y que tuvieron mucho poder, posibilitando el éxito de los actuantes y que los espectadores disfrutasen durante toda la tarde.

Abrió plaza el rejoneador Álvaro Domecq que se lució al clavar dos rejones de castigo y, especialmente, en tres pares de banderillas para cerrar el tercio con un par de banderillas de las cortas de inmejorable ejecución. Como mató de un atinado rejón, le fueron concedidas las dos orejas y rabo que, entre grandes ovaciones, paseó por el ruedo.

El algecireño Miguel Mateo “Miguelín” se encontró con la lluvia cuando recibió a su primero, con el que no pudo lucirse ni con el capote ni con la muleta al quedarse muy parado el novillo; por ello, decidió abreviar y dejó una buena estocada, recibiendo una cálida ovación en recuerdo del brillante tercio de banderillas que había protagonizado y que fueron sus mejores momentos.

Se lució Curro Romero al recibir con el capote a su oponente, ganándose las ovaciones de los tendidos que irían en aumento cuando utilizó la franela y torear por redondos y ejecutando algunos adornos como giraldillas. Necesitó de media estocada y un descabello, solicitándose la oreja que no fue concedida.

El otro gran triunfador de la tarde fue el cordobés Gabriel de la Haba “Zurito”, quien se lució al veroniquear a su oponente y, con la muleta, le instrumentó una amplia faena con pases de todas las marcas, cerrando su actuación con una certera media estocada.

También pudo haber triunfador Manuel Cano “El Pireo” pero el cordobés, que se lució al capear a su novillo, se ganó las ovaciones del público cuando toreó de muleta, especialmente cuando lo hizo por derechazos. Perdió el triunfo por el mal uso de las espadas y dio una aclamada vuelta al ruedo.

Cerró plaza Manolo Cortés que puso de manifiesto sus maneras de torear tanto con el capote como con la muleta, dejando series muy estimables que fueron jaleadas por el público, pero estuvo muy mal a la hora de matar necesitando de varios intentos por lo que todo en una fuerte ovación.


El público, entre el que había muchos aficionados llegados de los pueblos limítrofes, salió muy satisfecho de este festejo, comentando las excelentes actuaciones de los diestros y se comentaban que esta temporada iba a ser muy importante para la afición zalameña por cuanto se preveía la celebración de numerosos festejos a lo largo de la campaña.

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