Julio Aparicio y Pansequito, el arte como hilo conductor del mano a mano de la Fundación Cajasol
La edición 43 de estos
encuentros abordó el toreo y el cante
El torero Julio Aparicio y el
cantaor José Cortés ‘Pansequito’ protagonizaron el tercer encuentro de los Mano
a mano de la Fundación Cajasol en 2017. La cita abordó la relación entre toreo
y el cante y tuvo al arte como hilo conductor.
Estos encuentros, conducidos
por el director de ‘Toromedia’, José Enrique Moreno, han llegado con esta a su
edición número 43. En todo momento hubo una gran sintonía entre los invitados,
que hablaron de sus lazos de amistad, y durante el acto se visualizó la gran
faena del torero Julio Aparicio en Las Ventas en 1994.
Comenzaba el acto el cantaor
Pansequito buscando las conexiones entre ambos mundos: “Son artes y
sentimientos que solo pueden expresar y tener el torero y el cantaor. Con el
cante se torea. Si te levantas mientras cantas y mueves las manos estás
meciendo el cante, estás toreando”. También habló de la vinculación con el
toreo de Aparicio y su amistad: “He sido muy seguidor suyo desde antes de ser
novillero y lo he acompañado a los tentaderos. Si vas a un tentadero y lo ves
te entran ganas de cantar”.
Del mismo modo, Julio Aparicio
habló de sus inicios en el mundo del toro y su vinculación con el flamenco, ya
que su madre era la gran bailaora Maleni Loreto: “Mi madre me ha puesto los
genes toreros. Antes que pensar en torear veía a mi madre bailar escuchando a
Paco de Lucía, Camarón o Pansequito. Antes de empezar a pensar en torero
pensaba en el cante y el baile, pero no tengo ningún don para cantar ni
bailar”. “El toreo y el flamenco van unidos porque son artes en los que se
ponen sentimientos. El toreo es un desgarro y el cantaor igualmente se desgarra
cantando”, añadió el torero sevillano.
Fue entonces cuando Pansequito
recordó la corrida flamenca en 1988 en Badajoz, en la que toreros como Curro
Romero, Rafael de Paula o Pepe Luis Vázquez torearon a compás bajo el cante de
grandes artistas como Camarón, Nano de Jerez, Rancapino y el propio Pansequito.
Más tarde reconocería: “Ahí no se puede cantar, se tiene que mirar. No soy
partidario de cantarle a un torero mientras torea, me gusta irme después con él
y cantarle lo que la faena me ha inspirado”.
José Enrique Moreno preguntó a
ambos protagonistas por sus inicios, confirmando los dos artistas que todos se
fijan en alguien. "Yo me fijé en Caracol”, dijo Pansequito, mientras que
Aparicio reconoció sus influencias: “Yo me fijé en Curro, Paula y el maestro
Antoñete. Son gente que admiro y por mucho que sueñe nunca voy a ser como
ellos”.
Se recordaron también dos
grandes faenas que Julio Aparicio ha dejado para la historia, una novillada en
Sevilla, que lo lanzó, y la faena al toro de Alcurrucén en Las Ventas en 1994.
De Sevilla dijo el torero sevillano: “Ese día en Sevilla conseguí sentir lo que
siempre había soñado desde chico. Para mi Curro y Rafael han sido los toreros
que desde que era muy pequeño mas cerca sentía y me llamaban la atención un
poco más que otros. Y de repente por esa novillada los empresarios empezaron a
anunciarme con ellos”. De la faena de Madrid señaló: “Lo que sentí ese día ya
ni me acuerdo”.
Preguntó José Enrique por la
nueva hornada de toreros: “Ahora hay muchos toreros que tienen muchas
cualidades, no doy nombre porque todos tienen su mérito, pero hay una
generación de matadores jóvenes que va a ser muy bueno para el toreo”,
respondió Aparicio. La misma pregunta le hizo a Pansequito en relación a los
nuevos cantaores, a lo que respondió escueto: “Hay una serie de chavales que
cantan muy bien. El otro día escuché en internet unos cantar por soleá y quiero
saber quienes son, porque quiero ir a escucharlos”.
Otra característica en común
entre los protagonistas era el gen gitano. “ Mi padre decía que nosotros éramos
gitanos por algo, no por gusto. No es que seamos mejores o peores, pero es que
tenemos algo distinto, tanto en el toreo como en el cante. Eso se lo da la
sangrecita esta nuestra”, dijo Pansequito.
“Cuando empecé, me decían que me fuera a
Salamanca a prepararme, pero a mi me tiraba más Sevilla, Jerez o El Puerto.
Analizándolo ahora me doy cuenta que me tiraba mi gente. Yo soy gitano y eso no
se elige, se es y te lo da la sangre. Está en mi toreo y en mis actos”,
sentenció Aparicio.
Medir el arte es algo muy
complejo, pero el cantaor gaditano estuvo muy acertado: “El arte hay que saber
entenderlo, no todos los cantaores podemos cantar bien ni todos los toreros
pueden torear bien. El flamenco solo hay un 10 por ciento que lo entiende. Un
cante profundo es más difícil de entender que un cante comercial”. De igual
modo en el toreo: “Hay gente que dice que es mejor torero el que más tardes consigue
triunfar. Pero hay tardes que uno no se siente a gusto y que sale peor de la
plaza si hace algo que no siente, entonces uno prefiere cortar”, explicó
Aparicio.
“La pureza debe existir
siempre. La pureza es algo de la que siempre hay que beber”, finalizó
Pansequito. Cierre de lujo para un mano a mano con arte por los cuatro
costados.
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