Paco Ureña cortó una oreja en el último toro de la
Corrida Goyesca del 2 de mayo en mano a mano con Diego Urdiales.
Fue en una
tarde llena de toreo puro en la que las faenas estuvieron rozando el premio
hasta que llegó la suerte suprema. Finalmente fue el murciano quien pudo pasear
el trofeo tras la labor más aguerrida en la que el toro le dibujó cornadas en
la conclusión de la faena cuando comenzó a defenderse. Antes había toreado a
placer al natural al cuarto, mientras que con el inválido segundo quedó
inédito. En el primero hubo un tercio de quites protagonizado por ambos toreros
que puso el festejo en alza. Urdiales pudo pasear premio en este toro y también
en el tercero, pero estuvo desacertado con los aceros.
El sexto, bajo y serio, humilló y tuvo recorrido
pero fue a menos en la muleta hasta ponerse a la defensiva. Ureña había firmado
un buen saludo capotero a la verónica e inició la faena con el cartucho del
pescado, ligando al natural. El animal era pronto pero fue acortando el
recorrido hasta quedarse por completo con el torero, especialmente por el pitón
derecho. Le enganchó en varias ocasiones la muleta y Ureña, al quedarse con ella
en la mano, vivió situaciones de peligro y arrebato. Tras la estocada, algo
delantera, el toro tardó en caer y le sonó un aviso. Asomaron los pañuelos
hasta que la oreja fue concedida, la primera que se otorga a un matador esta
temporada 2017.
La goyesca había comenzado con un toro bajo, hondo y
serio que echó las manos por delante en el capote, acusando la falta de fuerza.
Ureña entró al quite echándose el capote a la espalda con parsimonia y contestó
Urdiales con unas ceñidas y templadas chicuelinas, en una rivalidad de pura
torería. El inicio de la faena de muleta a dos manos por alto y los finales
toreros fueron lo mejor de una labor bien pensada y construida, sabiendo
dominar la embestida protestona por la escasez de fuerza. El público, además, le
aplaudió la colocación al natural, por donde se desarrollaron los muletazos de
uno en uno. La estocada entera algo tendida no fue efectiva y los dos golpes de
descabello minimizaron el resultado de una faena de mucho empaque y poso.
Al veleto y descarado tercero, que salió suelto de
salida lo sujetó en los medios en su faceta de lidiador. El toro se dejó pegar
en varas y luego permitió a Urdiales torear al natural con eco en el público.
De nuevo la calidad en el embroque y la pureza salió a relucir. El colofón fue
un final rodilla en tierra por trincherilla. El desacierto con los aceros no le
privó de saludar la segunda ovación cerrada. Con el cuarto de la tarde,
astifino y más estrecho, Ureña toreó con gusto al natural, acompañando con la
cintura y llegando con fuerza a los tendidos. Mató de pinchazo hondo y caído y
también escuchó un aviso. Saludó una ovación, demostrando la dimensión que
estaba adquiriendo la tarde en cuanto a toreo de calidad.
En el segundo, colorado, serio, ancho de sienes y
cuesta arriba hubo un quite por delantales de Urdiales a destacar entre las
quejas de un sector que protestaba por el toro. Ureña brindó al público pero la
invalidez del toro se hizo evidente en la muleta. Al de Arnedo le tocó lidiar
con el toro más complicado y deslucido, el quinto, que fue a peor. Pero la
tarde estuvo repleta de momentos en la que el toreo más puro fue protagonista.
Ficha del Festejo
Toros de Victoriano
del Río, José Vázquez y Salvador Domecq, de variado juego.
Diego Urdiales, ovación / ovación / silencio
Paco Ureña, silencio / ovación / oreja
Incidencias.- Corrida Goyesca feria de la Comunidad de Madrid. Casi
media del aforo venteño.
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