Vicente Parra Roldán
Tras una dilatada carrera como novillero, el 6 de
junio de 1.992, Antonio Borrero Borrero “Chamaco” acudió a la localidad
francesa de Nimes para tomar la alternativa, ceremonia que sería apadrinada por
Paco Ojeda y que contaría con el testimonio de Fernando Cepeda.
Lleno absoluto en el anfiteatro romano cuando las
cuadrillas hicieron el paseíllo. El toricantano vistió un traje especialmente
diseñado para la ocasión y que algunos denominaron como arlequín y oro y que
había sido diseñado por Lacroix.
El joven onubense llegaba a la alternativa después
de una esplendorosa carrera como novillero en la que había alcanzado grandes
triunfos y, de manera especial, en tierras francesas donde era considerado un
auténtico ídolo y, de ahí, que se programase su alternativa en Nimes, hasta
donde se desplazaron algunos aficionados onubenses.
En este festejo se lidiaron reses de Juan Pedro
Domecq y el que estaba marcado con el número 76, negro, y llevaba de nombre
“Canalla”, fue el de la ceremonia. El onubense fue muy aplaudido al lancear a
su oponente y, tras recibir los trastos de manos de Paco Ojeda (que, curiosamente,
también había toreado por la mañana) se encontró con un animal parado y sin
ánimos de embestir por lo que los deseos del nuevo matador de toros se vieron
desilusionados. Mató con rapidez y fue muy aplaudido.
El triunfo, sin embargo, le llegaría en el último de
la tarde al que le realizó una faena muy personal, en las cercanías, con pases
largos y pausados con ambas manos entre el delirio de los espectadores que
corearon el quehacer del choquero que, al acertar con la espada, fue premiado
con las dos orejas y la salida triunfal por la puerta grande.
Paco Ojeda tampoco tuvo fortuna con su lote y fue
muy aplaudido en sus dos toros. Por su parte, Fernando Cepeda realizó una buena
faena al tercero de la tarde, el mejor del festejo, al que le cortó las dos
orejas y fue ovacionado en el que cerró plaza antes de salir a hombros.
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