Vicente Parra Roldán
Corrida extraordinaria a beneficio de las viudas y
huérfanos de los militares de la IV Región Militar, organizada por el Capitán
General de Cataluña, para la jornada del 14 de octubre de 1.956. Y el principal
atractivo de la misma estuvo en la alternativa de Antonio Borrero “Chamaco” que
alcanzaba tras su brillante temporada y los numerosos éxitos alcanzados en la
Monumental de Barcelona, cuyos tendidos aparecieron cubiertos cuando Miguel
Báez “Litri”, Antonio Ordóñez y el toricantano hicieron el paseíllo.
En el festejo se lidiaron cuatro toros de Antonio
Urquijo; otro, que salió en cuarto lugar, de Atanasio Fernández y otro, que
salió en sexto lugar, de Francisco Galache que sustituyó a otro de la misma
divisa que se había roto un pitón al derrotar contra los tablones de un
burladero. Los titulares fueron buenos el quinto y el tercero; se quedó mucho
el cuarto y el que cerró plaza llegó muy aplomado al tercio final.
Antonio Borrero Chamaco fue muy ovacionado en sus
intervenciones con el capote. De blanco y oro, el onubense recibió los trastos
de su paisano “Litri” y lidió a “Larguirucho”, marcado con el número 237 y
negro listón. El nuevo matador le realizó una faena de muleta que satisfizo
plenamente a los espectadores que la jalearon con fuerza. Chamaco jugó a la
muñeca, aguantó y cargó la suerte con pasmosa serenidad pero falló con los
aceros pues necesitó de cuatro pinchazos y tres descabellos, siendo ovacionado.
En el sexto, que fue un marmolillo, porfió mucho y
su buena voluntad fue premiada con ovaciones cerradas. Su persistencia le hizo
llegar a los límites del arrojo, consiguiendo algunos pases muy lucidos para
fallar de nuevo con los aceros pues necesitó de un pinchazo, media estocada y
tres descabellos, recibiendo el onubense una fortísima ovación de los tendidos.
Litri tuvo un primer toro sin fijeza, soso y
quedadísimo, ante el que se arrimó mucho sobre todo cuando lo toreó con la mano
izquierda. Necesitó de un pinchazo, media estocada y dos descabellos,
recibiendo muchas palmas. Menos fijeza tuvo el cuarto que “hacía hilo” al
embestir y enganchó en muchas ocasiones la muleta del torero onubense. En esta
ocasión, Litri dejó una estocada superior y de nuevo le aplaudieron con fuerza.
El triunfador de la tarde fue Antonio Ordoñez que le
cortó las orejas a cada uno de sus enemigos. Toreó de capa con belleza y
realizó dos faenas de muleta dignas de todo mérito con los dos únicos toros
buenos de toda la tarde, con los que el rondeño se lució en pases lentos y
largos, casi siempre con la mano derecha, que entusiasmaron a los espectadores
que se entregaron por completo al diestro que salió triunfante de este festejo.
Pese a no
triunfar en tan importante tarde, la afición barcelonesa estuvo arropando a su
ídolo, a Antonio Borrero “Chamaco” que, durante muchos años, seguiría contando
con el beneplácito de los tendidos catalanes.
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