Manuel Escribano, un par de alto riesgo.

Tarde de toros en Sevilla, miles de almas en la Maestranza, los vencejos sobrevuelan el albero sevillano. 

Un torero en la raya de picadores, unos garapullos en las manos, se dirige lentamente a  tablas, es el tercer par de su segundo toro, muy pausado, seguro y convencido, se sienta en el estribo, las manos en alto, los subalternos llaman al victorino al burladero de matadores, es complicado fijarlo y se mueve con chispa. 

Las gradas en silencio, los vencejos irrumpen con su sonido y su vuelo entre los aficionados, nada se escucha, salvo el respirar del toro y los latidos de miles de almas con el corazón encogido por el riesgo del par. 

Manuel Escribano sentado en el estribo, mueve los brazos de arriba a abajo, llama la atención del victorino que sigue en el burladero de matadores, no atiende, le llama a viva voz, "Toro, Toro", el victorino fija su mirada en Manuel, otro movimiento de brazos con los rehiletes en alto, arranca el toro, se levanta Escribano, apenas un metro fuera de las tablas, el toro viene con brío y fijo en el torero, lo deja llegar Manuel a su jurisdicción, a penas a un metro, toro y torero paralelo a tablas, saca Manuel los brazos a su derecha para sacar unos centímetros al victorino de las tablas, apenas imperceptible para realizar un quiebro y poner el par por los adentros, apenas queda un resquicio para poder salir de la suerte, el toro aprieta y fija su mirada en el torero, se va hacia él en el embroque y lo aprieta a tablas, pasa entre en resquicio Manuel, una nube de capotes salen como rayos del callejón para hacer el quite, no atiende el burel, Manuel se golpea la mano izquierda entre las tablas y su propio cuerpo, los aficionados con el corazón en un puño, un segundo que duró una eternidad, el toro sigue al torero que se vuelve con la velocidad de guepardo, sigue al torero que no atiende al cite de los capotes del callejón, pero su ángel de la guarda esta cerca y le pone un capote delante para hacerle el quite y salir del par.  Sin duda alguna el par mas arriesgado y comprometido de la feria. Una atronadora ovación para Manuel Escribano, rompe el silencio que ha mantenido en vilo a miles de almas en este par que pone los pelos de punta. 

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