Vicente
Parra Roldán
Los aficionados taurinos
siempre han sido muy generosos con los toreros y y han sabido reconocer las
buenas actuaciones no solo con los trofeos concedidos en las plazas sino
también en los galardones que se ofrecían a los triunfadores de los ciclos
taurinos que se celebran en muchas localidades.
Las peñas y entidades taurinas
trabajaban por conseguir los mejores trofeos con los que agasajar a los
toreros. La Tertulia Litri, con más de medio siglo concediendo trofeos,
ofreció, entre otros, una reproducción de la Monumental Plaza de toros de Huelva,
una enorme carabela de plata y un capote de paseo con la imagen de la Virgen de
la Cinta además de otros galardones. En los últimos años, desde 1.994, el
Centro Comercial “Costa de la Luz” y el diario HUELVA INFORMACION conceden el
denominado “Trofeo El Cabezo” y, en el año 1.997, se incorporó a esta nómina la
Peña Cultural Taurina “Tendido 12”.
Hasta hace unos quince años
aproximadamente, la entrega de estos premios y galardones era una auténtica
fiesta para la entidad que los entregaba y que se desvivía por recibir a los
triunfadores que, desde sus lugares de descanso, acudían a Huelva para
disfrutar de una jornada de amistad y convivencia con los aficionados que
aguardaban a los toreros con los brazos abiertos para gozar de esas visitas a
los locales sociales de las peñas.
Pero, desde entonces para acá,
los toreros no se muestran proclives a participar en estos actos y compartir
algunas horas con los aficionados, por lo que, pese al esfuerzo realizado por
las peñas, los premiados no acuden a recibir sus galardones, dejando anonadados
a los organizadores que habían realizado un esfuerzo en muchos órdenes para que
el acto fuese del gusto y aceptación de todos, toreros y aficionados.
La negativa de los toreros a
acudir, basándose a las cosas más peregrinas, a retirar los premios han llevado
a muchas peñas a dejar de conceder sus galardones o, como ocurre en otras
ocasiones, a no entregar materialmente ningún trofeo que represente ese
galardón aunque eso suponga no disfrutar de la presencia de los toreros galardonados.
Los toreros se han vuelto muy
egoístas y cada día se alejan más de los aficionados. Y con esa decisión de no
acudir a recoger los trofeos están haciendo mucho daño a la fiesta y, de manera
especial, a los aficionados, a los que gustaría disfrutar algo más de sus
admirados toreros, pero éstos “pasan” de quienes mantienen el espectáculo y les
hace ganar un buen dinero. Pena, penita, pena.
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