lunes, 21 de octubre de 2013

Escuela Taurina de Rioseco (Valladolid), Inicio del Curso 2013-2014

Con  la presencia de una docena de chavales inscritos se celebró en el Coso del Carmen de Medina de Rioseco la presentación del curso correspondiente a la Escuela taurina de la Ciudad de los Almirantes. Con Justo Berrocal como Presidente de la Federación taurina vallisoletana, el director del centro Santiago Castro “Luguillano” y el que fuera novillero Herminio Jiménez “El Chaca” además de los padres de alumnos la jornada resultó amena, didáctica y entretenida.
En esta ocasión de la docena de muchachos apuntados hay uno que viene desde Oviedo y que se llama Iván. Acompañado de sus progenitores porque el muchacho cuenta con escasas catorce primaveras quedaron, así nos lo dijeron, maravillados por el edificio del Coso taurino tan singular de Medina de Rioseco.
Todos los asistentes escucharon y con mucha atención las palabras de Justo Berrocal, el cual destacó la singular importancia que tiene en la preparación para llegar a ser torero la disciplina y el esfuerzo continuado, superando los decaimientos lógicos que se dan en la vida, pero haciendo gala de un espíritu de superación que debe adornar a todo torero durante toda su vida. Berrocal Hernández agradeció la presencia de los padres en este singular acto taurino de presentación de apertura de Curso y les felicitó por saber inculcar los valores taurinos a sus hijos.
Por su parte el Director de la Escuela, el maestro Santiago Castro “Luguillano”, uno de los miembros de la saga de toreros vallisoletanos vivos, expuso a los muchachos la singular importancia que tiene la liturgia taurina y dedicó su primera lección a explicarles la colocación ante las reses, cómo debe hacerse y ello tras muchas jornadas de tientas, de pruebas, de esfuerzos y de torear, hasta llegar a vestirse de luces. “No tengáis prisas como la vida ahora nos aboca. Tenéis que prepararos bien, sin prisa pero sin pausa”.

Por su parte Herminio Jiménez “Chaca”, el gitano torero ya bastante mayor pero pletórico de afición y sentido práctico mostró sus dotes con el capote señalándoles a los chavales el lance de la verónica, uno de los más bonitos que hay con la capa y que si se hace con regusto y hondura llega enseguida a los espectadores.

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