Ya era hora. Si, ya era hora de que alguien
rescatara en Pamplona el toreo para gustarse, para recrearse, sin echar mano
del esperpento y la chundarata que suelen ser el argumento en esta plaza.
Gracias a Alejandro Talavante esta
vez el temple, el reposo, el buen gusto y, por encima de todo, el buen toreo,
han superado la algarabía y la fiesta carnavalera.
Dos faenas exquisitas de Talavante, en las que aderezó su toreo con la pureza de la
ortodoxia, sin renunciar a echar rodilla en tierra, algo que también es
perfectamente válido cuando se hace un toro tan serio como los jandillas de
ayer. La arrucina con la que abrió la faena de muleta a su primero sorprendió.
Luego interpretó el derechazo con tersura. Y me quedo con la faena al quinto,
que buen toro, Ligó el natural y el redondo a la perfección. La espada le dejó
sin la puerta grande.
López Simón se esmeró en templar al tercero, en una faena que
mantuvo el tono alto y en la que brilló el toreo sobre la mano derecha. Hubo
cadencia en los muletazos, también sobre la izquierda aunque no se prodigó. El
sexto fue áspero y lo entendió dentro de la mala clase del toro.
Urdiales, con el lote más deslucido, hizo las cosas dentro
de su clasicismo, sin despeinarse.
Ficha del Festejo
Feria de San Fermín. Toros de Jandilla, bien presentados, serios, de buenas hechuras. Nobles y de
buena conducta, de variado juego. Los mejores fueron 3º y 5º, éste último
ovacionado con justicia en el arrastre por su enorme clase. Manejable el 2º.
Deslucidos 1º y 4º. Sin clase el 6º.
Diego Urdiales, silencio / saludos tras aviso
Alejandro Talavante, oreja / vuelta al ruedo
López Simón, oreja / vuelta al ruedo
Incidencias.- Lleno. Los toreros hicieron el paseíllo
desmonterados en señal de duelo por Víctor Barrio, fallecido el pasado sábado
en Teruel.
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