Vicente Parra Roldán
Uno de los toreros onubenses
que más huellas han dejado ha sido Diego
Gómez “Laine”, cuya memoria aún está presente en muchos aficionados.
Laine nació en Huelva el 9 de
septiembre de 1.910 y su debut se produjo el 24 de noviembre de 1.922
alternando con Antonio Maestre “El Nene”, matando novillos de López Plata. Al
año siguiente torea con El Nene una docena de festejos en la provincia. El 27
de abril de 1.933, un novillo de Darnaude le infirió una gravísima cornada
durante un festejo celebrado en Huelva.
Se presentó en la plaza de
Sevilla el 21 de mayo de 1.930, alternando con Alberto Balderas y Jesús
Solorzano, en aquella temporada toreó 32 corridas obteniendo destacados éxitos.
El 5 de marzo de 1.933 se presentó en Madrid actuando con Diego de los Reyes y
Luís Morales con novillos de Concha y Sierra. Aquella tarde Laine, desde el
comienzo de su faena de capa produjo una excelente impresión dando notas de arte
y valentía y sembrando el entusiasmo en el respetable.
El diario “La Provincia”
recogía que “fue superiorísima su labor de capa, haciéndose ovacionar
continuamente entre olés y bravos. Tras haber hecho verdaderas filigranas con
el capote y vérsele cosas de torero de verdad, valiente y artístico, estando
siempre en su sitio y, como colofón, desarrolló una colosal serie de muletazos
de varias marcas y a cual mejor. Entrando con los maestros, dejó una estocada
que le valió una oreja y una gran ovación.
En el último de la tarde,
derrochó también valentía, aplaudiéndosele su trabajo artístico y reposado tras
una faena muy lucida de muleta, acabó de dos pinchazos y una estocada siendo
muy felicitado”.
El triunfo le sirvió para
repetir en Madrid y torear aquella temporada 42 festejos y convertirse en
figura de la novillería hasta que el 21 de septiembre de 1.934, Juan Belmonte,
en presencia de Chicuelo, le cedió un toro de Concha y Sierra en la plaza de
toros de Écija, convirtiéndose en matador de toros, categoría que confirmaría
el 29 de junio de 1.940, cuando ya apenas toreaba, cuando José Amorós, con el
testimonio de Luís Díaz “Madrileñito”, le cedió el toro de nombre “Reolito” de
la ganadería de Villamarta.
Al año siguiente toreó nueve
festejos marchando al Perú donde permaneció hasta 1.936, temporada en la que
torea cinco corridas en Venezuela y, poco a poco, va apagándose su estrella
para retornar a su tierra natal donde falleció el 1 de octubre de 1.962.
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